(Bloomberg).- Una tarde, mientras probaba vino en una bodega del valle del Loira francés, el sommelier Patrick Cappiello vio una forma familiar en el estante de la sala de degustación, una botella de vidrio en forma de misil que parecía casi idéntica a las botellas de 40 onzas que solía beber mientras crecía en Rochester, Nueva York.
El productor que hospedaba a Cappiello, Julien Braud, un joven viticultor de quinta generación en Domain Fief aux Dames, en el borde occidental del Loira, se quedó perplejo: ¿Por qué alguien querría poner su vino en esta botella, típicamente destinada a un dulce jugo de fruta que se vende en los supermercados de Francia?
Como cualquier persona que necesite bebida barata y abundante, Cappiello bebió licor de malta de envases de 40 onzas (1,183 mililitros) en sus años de formación.
Estos rincones culturales inesperados usan recipientes familiares que son más fáciles de manipular que las botellas de vino tradicionales: no hay corchos disfuncionales ni vidrio frágil.
Hasta ahora se han lanzado dos vinos Forty Ounce: un blanco 2015 hecho de Muscadet y una mezcla rosada 2016 de Gamay, Merlot y Cabernet Franc. El blanco tiene una mineralogía agradable y un acabado crujiente con notas de cítricos, ostras saladas y manzana verde. "Yo lo compararía con cualquier productor Muscadet", dice Cappiello.
En abril, la cosecha 2016 del Loira sufrió una helada y mal tiempo, y las cantidades fueron limitadas. Otras 1,800 cajas llegarán a Estados Unidos a principios del verano boreal, pero por ahora, fíjese en Wine Searcher para saber si hay disponibilidad.
Si no encuentra una botella de vino de cuarenta onzas para su picnic, estos son otros cuatro vinos muy portátiles, empaquetados en forma no convencional: Fouristrada Wines, From the Tank Boxed Wines, Field Recordings Canned Wine y Ramona Wine Spritzer.