(Bloomberg) Después de 95 años, Jaguar finalmente parece haber encontrado su equilibrio.

Los primeros modelos curvilíneos de la marca británica –lo más sexy que había sobre ruedas en esa época- tenían fama de no ser confiables. Más recientemente, Jaguar fue contaminado por Ford Motor y una búsqueda de sinergias corporativas (léase: intercambio de piezas).

Sin embargo, en la actualidad, mientras Ford planea paralizar fábricas, Jaguar parece no poder fabricar vehículos lo suficientemente rápido.

Con una avalancha de capital de la sociedad controlante Tata Motors y una línea de productos totalmente actualizada, Jaguar incluso le pisa los talones a la poderosa Porsche en lo que hace a ventas en los Estados Unidos.

En los primeros cuatro meses del año, los conductores estadounidenses salieron de las concesionarias con 14.606 Jaguars, más del doble de la cifra que se compró en el mismo período del año anterior.

La diferencia ha sido un nuevo SUV Jaguar, el atlético F-Pace, y un sedán deportivo, el XE , ninguno de los cuales estaba disponible a principios de 2016.

El F-Pace superó a Porsche Cayenne este año hasta la fecha y seguía de cerca al vehículo utilitario deportivo más pequeño de la marca alemana, el Macan. (Todo no es una buena noticia, aunque en la carrera de los grandes felinos para atrapar a Porsche: el impresionante deportivo de Jaguar, el F-Type , está haciendo sólo la mitad del negocio del 911)

La diferencia es un nuevo vehículo utilitario deportivo (SUV) Jaguar, el atlético F-Pace, y un primer sedán deportivo, el XE, ninguno de los cuales estaba disponible a principios de 2016. El F-Pace se vendió más que el Cayenne de Porsche en lo que va del año y siguió de cerca al SUV más pequeño de la marca alemana, el Macan.

(Pero no todo son buenas noticias en la carrera del gran felino por atrapar a Porsche: el impresionante auto deportivo de Jaguar, el F-Type , sólo llega a la mitad de lo que logra el ilustre 911)

Sin embargo, a Volkswagen, sociedad controlante de Porsche, probablemente no le preocupe demasiado que le abollen su joya de la corona.

Las ventas de Porsche han aumentado levemente en los primeros cuatro meses del año y siguen registrando algunas de las mejores cifras de ganancias del negocio. Para sentarse en un 911 básico todavía hacen falta por lo menos US$91.100 –alrededor de US$30.000 más que el precio inicial de un F-Type-.

Si en Alemania hay un lugar donde se haya perdido el sueño, probablemente sea en la sede de Mercedes o más adelante en la autopista, en BMW. Esas automotrices son mucho más grandes y dependen mucho más del volumen.

La industria automotriz indudablemente se está enfriando: en los Estados Unidos las ventas caen desde hace cuatro meses conforme mengua la demanda y escasea la financiación. Pero, al igual que un motor recalentado, no se enfría de manera uniforme.

Lincoln, por ejemplo, logró un aumento de las ventas del 6% en los primeros cuatro meses del año. GMC, la división de camionetas de lujo de General Motors Co., subió un 7.3% y Audi de Volkswagen registró un aumento del 7.7% en ese período. Pero mientras que Ford y Chevrolet planean paralizar plantas este verano boreal, Jaguar y Porsche siguen acelerando.

Estas marcas ganadoras tienen algunas cosas en común. Todas venden SUVs nuevos y con estilo, y todos ellos son de lujo, o lo que los ejecutivos del sector automotor denominan "casi de lujo".

Es más probable que quienes evalúen comprar un GMC Acadia Denali de US$ 45,000 tengan una situación económica distinta de la de los que prueban el Chevrolet Traverse de US$29.000. Para los fieles de GMC, el financiamiento probablemente represente un menor esfuerzo.

Por último, estos vehículos todavía no son ubicuos en las carreteras de los Estados Unidos. El lado negativo de un frenesí de compra de automóviles como el que vivió Estados Unidos en los últimos años es la ubicuidad. Un cliente que no quiere ser común ya no puede recurrir a Jeep o incluso Mercedes. Pero un Jaguar sigue siendo difícil de encontrar en la naturaleza… al menos por ahora.