La racionalidad. Es uno de los supuestos básicos sobre los que se asienta el modelo de la economía tradicional.

Y es una de las premisas que Richard H. Thaler, premio Nobel de Economía 2017, se ha empeñado en subestimar en favor de la idea de que la conducta humana, muchas veces irracional, afecta las decisiones económicas a nivel micro y macro. Algo que ha venido a denominarse economía del comportamiento.

En la cultura popularLa Real Academia de Ciencias de Suecia lo declaró ayer merecedor del galardón debido a sus contribuciones en la construcción de un "puente entre los análisis económicos y psicológicos".

Y cuando le preguntaron cómo gastaría el US$ 1.1 millón que acompaña la distinción, el profesor respondió: "Trataré de gastarlo lo más irracionalmente posible", consignó el The New York Times.

Y es que, si bien no es el padre de la criatura (lo son los psicólogos israelíes Daniel Kahneman y Amos Tversky), Thaler le dio impulso a sus ideas con carisma y elocuencia. Para muestra un botón: participó en la comedia sobre la crisis financiera del 2008 "La gran apuesta" junto a estrellas como Selena Gómez.

Por estos motivos, no sorprendió a los allegados de Thaler la decisión de la Academia Sueca. Es más, uno de sus coautores, Cass Sunstein, celebró la designación con una frase irónica en Twitter: "Ha sido por fin una decisión de la Academia Sueca completamente racional", se lee en La Nación.

Una disciplina marginalHoy, la economía del comportamiento no es una disciplina extraña; sin embargo, a principios de los ochenta se trataba de una ciencia incomprendida.

Es más, a Thaler le costó convencer a los editores del "Journal of Economics Perspectives" de publicar una columna llamada "Anomalías", que sería la base de libros posteriores, señala el mencionado medio argentino.

Thaler es, además, coautor del best seller mundial "Nudge" (traducido al español como "Un pequeño empujón"), donde empleó su concepto conductual para abordar muchos problemas sociales.

Esta "teoría del empujón" se basa en la idea de que, por diversos motivos que escapan a una decisión sopesada y racionada, las personas escogen muchas veces la opción menos adecuada.

"Para hacer una buena economía, hay que tener en cuenta que la gente es humana", explicó el economista.

En la agenda políticaThaler también ha argumentado que las instituciones públicas y privadas podrían dar a los individuos estímulos hacia la "dirección correcta", según El País.

Así, las ideas del Nobel han alcanzado tal grado de aceptación que gobiernos como el británico y el estadounidense han establecido medidas para cambiar la administración pública en aspectos como el ahorro para las pensiones, las donaciones de órganos y políticas medioambientales. Sin embargo, estas decisiones también han tenido detractores por considerarse paternalistas.

Contra todo pronóstico, sus ideas han tenido cabida incluso en campos tan disímiles como la regulación financiera luego de la crisis subprime, como en la estructura y la forma del juego de la NBA.