Redacción Gestión

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(Bloomberg).- El inmigrante haitiano Jameson Lazarre dice que a veces trabaja turnos de hasta 24 horas en el depósito de una fábrica de plásticos debido a que su visa temporal en depende de que tenga un contrato de trabajo.

"Pasé tanto tiempo buscando trabajo en después del terremoto de 2010 que estoy dispuesto hacer lo que sea aquí para mantener mi empleo", dijo Lazarre en la plaza central de Santiago.

Lazarre forma parte de un récord de 158,128 extranjeros que el año pasado obtuvieron la residencia temporal o permanente en este país de 17 millones de habitantes, según el Departamento de .

Ese flujo ayudó a la nación más rica de a crear casi 1 millón de puestos de trabajo en cuatro años hasta fin de marzo, al tiempo que mantenía controlados los salarios.

Los recién llegados representan unas tres cuartas partes del crecimiento de la población activa de Chile en 2013, cuando la tasa de desempleo bajó a sólo 5.7%. Ahora la economía crece al ritmo más lento en cuatro años y el desempleo ha comenzado a aumentar.

Como es probable que siga llegando más gente, los aumentos de salarios deberían desacelerarse respecto del 6.5% de mayo, reduciendo la presión sobre una inflación que descendió a 4.3% en junio.

La inmigración "contiene el crecimiento de los salarios, uno de los costos más importantes de la producción, evitando un incremento de los precios al consumidor", señaló Hermann González, economista de la división local del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA () de España.

Condiciones desigualesLazarre, de 24 años, abandonó un curso de agronomía en Haití después de un año debido a que no tenía dinero para continuar sus estudios. Eligió venir a Chile el año pasado luego de recorrer Internet para ver qué países ofrecían las mejores perspectivas.

Lo que no sabía es que le pagarían la mitad que a los chilenos por el mismo trabajo y que a menudo cobraría tarde. "Los empleadores se aprovechan de los extranjeros porque saben que dependemos de dos años de trabajo ininterrumpido en una empresa para poder solicitar la residencia permanente", dijo Lazarre.

La principal federación chilena de sindicatos, conocida como CUT, celebra la llegada de extranjeros mientras no cobren menos que los trabajadores locales y no representen más del 15% de la plantilla de una compañía, tal como estipulan las leyes.

"No estamos en contra de que vengan si se les dan las mismas condiciones y beneficios que a los trabajadores chilenos", explicó José Figueroa, que representa a los trabajadores agrarios y los pueblos originarios en la CUT. "El problema es que algunos empresarios les pagan salarios mucho más bajos de lo que establece la legislación chilena y eso no lo vamos a aceptar".

La llegada de inmigrantes a Chile contribuyó a que la economía creciera un promedio de 5.1% en los cuatro años que terminaron a fin de 2013 en tanto un auge de las inversiones en la industria minera hizo caer el desempleo respecto del 9.7% de fines de 2009.

El auge promovió un salto del 24% en la inmigración el año pasado, cuando Chile atrajo trabajadores de países como Perú y Colombia y, en menor medida, España y Argentina.