Tienda de Louis Vuitton.
Tienda de Louis Vuitton.

El delicado equilibrio entre el ADN de firmas de lujo icónicas -como o Christian Loubutin- con los deseos de las nuevas generaciones, ha sido el eje de la primera jornada, este miércoles, de Condé Nast International Luxury Conference, el "evento emblemático" del grupo editorial, que este año se celebra en Lisboa (Portugal).


Así lo presentó Jonathan Newhouse, jefe ejecutivo de Condé Nast, quien inauguró el evento que, hasta este jueves, ocupará el Patio da Galé, en la conocida Plaza del Comercio de la capital portuguesa.


Bajo el título "El lenguaje del lujo", la presente edición analiza la posibilidades comunicativas de la industria, así como sus exigencias tecnológicas y sostenibles en una época marcada por la globalización y la generación "millennial".


Dos factores que obligan al lujo a "revisar cómo se presenta frente a las distintas culturas y lenguajes", explicó Suzy Menkes, editora jefa de moda de Vogue, y que ejerció de presentadora y moderadora del evento.


La primera intervención estuvo a cargo de una de los últimos llegados a la industria del lujo: Alexandre Arnault, quien a sus 25 años es codirector ejecutivo de la marca de equipaje Rimowa, perteneciente al grupo , perteneciente a su padre, el todopoderoso Bernard Arnault.


Arnault, integrante de la generación "millennial", quiso desterrar los miedos de la hacia este nuevo público más joven, más exigente y más informado. Como nativo digital, el empresario remarcó el impacto de en la percepción del consumo.


"El hecho de que pueda capturar mi experiencia, filtrarla y compartirla, es lo que ahora le da valor", apuntó Arnault, quien aseguró que el lujo debe jugar con su "capacidad para transmitir y evocar" experiencias.


En la misma línea se manifestó Sophie Hackford, de profesión "futurista", cuya labor consiste en conocer y predecir el desarrollo de la tecnología y sus aplicaciones para guiar a las empresas.


Hackford puso como ejemplo una sudadera capaz de conectarse con otra prenda idéntica, a la que envía "la sensación de un abrazo". "En el momento en que podemos convertir un abrazo en contenido, adquiere un nuevo valor", señaló.


Los platos fuertes de la tarde llegaron con el y accesorios Christian Louboutin; la directora artística de Dior, Maria Grazia Chiuri, y el diseñador Giambattista Valli. Junto con Suzy Menkes, conversaron sobre la necesidad de actualizar sus marcas sin perder su ADN.


Con cuatro modelos de zapatos sobre la mesa, Louboutin repasó sus 25 años de carrera, marcados por las características suelas rojas de sus diseños, cuya inspiración proviene, agregó: "de la memoria, de las cosas que he vivido y he sentido".


Tras conquistar el mercado de accesorios femeninos, introducirse en el masculino y probar suerte en la cosmética, al diseñador francés solo le falta diseñar moda, una tarea creativa que "obviamente, de ninguna manera probaría", confesó, provocando las carcajadas de Menkes.


La conversación con Chiuri viró hacia el feminismo, un movimiento apoyado por la diseñadora, primera mujer al frente de Dior.


"Dior es una marca femenina, pero, ¿qué significa ser femenina hoy en día?", se preguntaba la propia diseñadora, quien aseguró que quiere "reconectar con la mujer" y así dar también cierta presencia a "todas las mujeres que trabajan" en la firma.


La visión lusa del lujo también tuvo su espacio durante la jornada con las intervenciones del creador de joyería Ara Vartanian y los fundadores de la firma Marques'Almeida, entre otros.


El diseñador Giambattista Valli reflexionó sobre la variedad de fuentes creativas, necesarias para la actualización constante del lujo.


La segunda y última jornada de la IV edición de la International Luxury Conference pone el foco en las posibilidades de un futuro sostenible para el lujo y la capacidad expresiva del diseño, con ponencias de diseñadores como Philipp Plein o Simone Rocha.

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