Hotel Trump
Hotel Trump

Si uno pasa por alto que el agua corre intermitentemente, el apagón de cuatro horas del viernes y la presencia ocasional de policías en el vestíbulo, el en la ciudad de se mantiene como uno de los mejores de la ciudad.

El hotel sigue operando en un contexto de interrupciones del servicio, mala prensa y una pelea por el contrato de administración de la Organización Trump que terminó con puñetazos y varias llamadas a la policía la semana pasada.

“Esto no es lo que se espera de un hotel de lujo”, se escuchaba a uno de los disgustados huéspedes cuando se le informó el jueves que pasarían horas antes de que se restableciera el servicio del agua.

El lobby del hotel es notable principalmente por su escasez de huéspedes, compensado por una generosa asignación de reporteros y personal de seguridad que se prepara para renovados enfrentamientos después de que el inversionista Orestes Fintiklis intentó arrebatarle la oficina administrativa a la Organización Trump la semana pasada.

Armado con avisos de despido para la administración del hotel, Fintiklis se encontró con la dura resistencia de los abogados y la seguridad de Trump, la primera escaramuza en una batalla por el control físico de la propiedad del hotel.

A diferencia del Trump International Hotel en Washington o el resort Mar-a-Lago en Florida, que atraen a huéspedes que desean disfrutar de la opulencia al estilo Donald Trump, los huéspedes que hablaron con The Associated Press parecían menos encantados con la agresiva marca de la propiedad en .

“Realmente podría prescindir del Mojito Trump. Hay como cuatro o cinco bebidas Trump en el menú", dijo Leanne Horning, una turista de Chicago que se aloja en el hotel porque obtuvo un buen precio por internet.

Horning dijo que “para nada” apoya al presidente estadounidense e incluso comentó que le molestaba que, en lugar de pedir cócteles estándar, los invitados tuvieran que elegir entre Tropical Trump, Trump Breeze y Trump Rose.

Y aunque Trump Meritage y Trump Chardonnay también estaban disponibles, lo que le faltó una buena parte de la semana pasada fue el agua Trump, al menos cuando los invitados abrían los grifos del hotel.

Según las autoridades municipales, recepcionistas de Trump, amas de llaves y un empleado de mantenimiento, los trabajadores de la ciudad pasaron gran parte del martes y miércoles reparando una tubería de agua dañada en el hotel. Aunque el agua regresó el miércoles por la noche, la Organización Trump aprovechó la oportunidad para realizar un mantenimiento adicional, extendiendo el corte al final del jueves.

Un trabajador servicial distribuyó cajas de agua embotellada de la marca Trump a los invitados.

Fintiklis, quien administra el fondo de capital privado Ithaca Capital con sede en Miami, alega mala conducta financiera por parte de Trump Hotels que data de años y ha dicho que las declaraciones del presidente estadounidense sobre inmigración han destruido la marca del inversionista en Latinoamérica. Fintiklis libra una dura batalla para expulsar al equipo de Trump del hotel.

La disputa ha dejado a los empleados del sin saber de un día para otro de quién recibirán órdenes o si seguirán teniendo trabajo cuando todo se calme.

“Muchos de nosotros venimos a trabajar al hotel precisamente por la marca Trump, significaba calidad”, dijo un maletero que no quiso dar su nombre por temor a represalias. “Ahora no sabemos, nosotros solo queremos trabajar”.

Aníbal Herrera, uno de los abogados de Fintiklis, dijo que aunque 10 empleados de la administración Trump ya fueron despedidos _a pesar de que se niegan a irse de la propiedad o asistir a audiencias de trabajo_ ninguno de los 230 otros trabajadores tienen que temer.

Representantes de Trump Hotels cuestionan la validez de los despidos ocasionados por la disputa.

Herrera dijo que Fintiklis tiene el control de las finanzas del hotel y dejará de pagar por gastos hechos por el equipo administrativo de Trump.

Según un contrato firmado hace una década con el desarrollador original de la propiedad, se supone que Trump Hotels administraría el negocio al menos hasta el año 2031.

El negocio hotelero de Trump ha rechazado reconocer la terminación del contrato, y mencionó que Fintiklis se comprometió a no impugnar el contrato con la marca Trump cuando el inversionista compró 202 de las 309 habitaciones de la propiedad el año pasado.

Eso es precisamente lo que está haciendo ahora Fintiklis. Si el negocio Trump tiene obligación legal es solo asunto de discordia.

Trump Hotels mantiene que la empresa no cederá a “tácticas mafiosas” que buscan retirarlo de la propiedad hasta que las cortes o árbitros decidan sobre el tema contractual.