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Los estadounidenses de la sacan rápidamente el monedero para pagar esa tostada con aguacate o cerveza artesana. Pero cuando se trata de gratificar a los camareros o a los empleados de un bar, esas carteras a menudo permanecen bien cerradas.

El 10% de los jóvenes de la generación del milenio no cuando sale a cenar, en comparación con solo el 3% de las generaciones anteriores, según un estudio publicado el lunes por CreditCards.com, un mercado de tarjetas de crédito por internet.

Y aquellos jóvenes de la generación del milenio que sí dan propina en los restaurantes tienden a dejar una media del 15%, menos que el promedio general. Los pertenecientes a la generación X, los baby boomers y los estadounidenses de más edad, la llamada generación silenciosa, son más generosos, y dejan entre un 18% y un 20%.

"Fue interesante ver que los millennials son los peores en cuanto a dejar propinas, porque el típico trabajador de restaurante es un millennial", dijo en una entrevista el analista sénior de CreditCards.com, Matt Schulz. "Es contraproducente".

La firma de investigación de mercado GfK realizó el estudio para CreditCards.com, con datos recabados el mes pasado de 1,000 estadounidenses mayores de 18 años. Se definió a los millennials como aquellos individuos con edades comprendidas entre 18 y 37 años.

A los taxistas y empleados de bares les fue incluso peor que a los camareros. Parece que incluso la insinuación de que se espera una propina es suficiente para disuadir a algunos de estos jóvenes.

El 18% de los jóvenes de la generación del milenio encuestados dijeron que, por lo general, se niegan a dejar cualquier cantidad cuando se les presentan opciones de propinas predeterminadas, por ejemplo, si están en un taxi, Lyft o Uber.

¿Por qué estos jóvenes estadounidenses, muchos de los cuales trabajan en industrias dependientes de las propinas, son algo tacaños? La respuesta puede ser económica. "Las dificultades económicas de los millennials son una razón importante por la que dejan menos propina", dijo Schulz.

Pero otros datos apuntan a una explicación más cínica. Los empleados de la generación del milenio tienden a gastar más de su ingreso disponible comiendo fuera, según datos del 2017 de Merrill Lynch. Después de todo, esa propina puede pagar el postre.

Pero los jóvenes de veinte y los de treinta y tantos no son el único sector demográfico un tanto agarrado. Según el estudio, los hombres, los sureños, los occidentales, los padres con niños pequeños, los que tienen menos ingresos y los menos educados dijeron que dejan menos propinas en restaurantes que la media general del 18%.

¿Y quién deja entonces las propinas más jugosas? Según el estudio, las personas que tienen estudios universitarios, mayores de 65 años, del noreste y el medio oeste, y todas las mujeres afirmaron dejar una mediana del 20%, una cantidad superior a la media.

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