El pasado martes 23, exactamente a las 5:30 de la tarde, la editora de Entretenimiento de Huffington Post México subió a su web una nota que hablaba del momento de los mexicanos en la alfombra roja en el .

Salma, Gael, "El Negro", "El Chivo", Cuarón y del Toro son nombres que no necesitan presentación para entender de quién se está hablando.

El título de la nota: "El 'mexican dream team' junto en Cannes". La foto, en cuestión de minutos se hizo viral y ha resultado (hasta ahora) la nota más vista del mes en .

El orgullo mexicano gusta y vende en ese país. A los periodistas locales les encantan este tipo de notas. Las alfombras rojas y Cannes de igual manera. Todos guapos, todos 'chingones', opina Laura Raquel Manzo, editora de Huffington Post Mexico.

Lo que sigue sorprendiendo es esa buena cantidad de comentarios agresivos por parte de la audiencia a una buena noticia como esta. O si no les parece buena, tampoco es mala. No se habla de corrupción, de gente que llegó a la cima pisoteando a otros, no se está hablando de impunidad…

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[Alfonso Cuarón y su esposa Sheherazade Goldsmith, Guillermo del Toro, Emmanuel Lubezki, Alejandro González Iñárritu, Diego Luna, Gael García Bernal, Salma Hayek y su esposo, Francois-Henri Pinault posan antes de entrar al festejo del 70 aniversario del festival. (Foto: AFP/Getty Images)]

Para empezar, lo del "dream team" lo puso Variety (medio de noticias de entretenimiento estadounidense) minutos antes, y fue de ahí que Cristina, autora de la nota del HuffPost México, lo retomó.

Para HuffPost, históricamente los mexicanos no han sabido por iniciativa propia estar orgullosos y reconocer lo que les toca. Si el 'dream team' lo tituló Variety está bien, pero si se elogian a ellos mismos como mexicanos, no está bien.

Y eso explica la molestia de algunos mexicanos que no reconocen a sus compatriotas que están en las 'grandes ligas', quienes son acusados de traición. Habrá que recordar que para estar en las grandes de muchas cosas hay que migrar. Pero hay quien lo entiende como traición a un país. Y eso sí es nacionalismo confundido y apocado.

A Salma la atacan como si fuera la enemiga de México, acusándola de no ser buena actriz, o de que no tiene un Oscar. Para los que no se acuerdan, Salma produjo Frida (2002), película que ganó dos Oscar, y estuvo nominada a cuatro más. Además de su carrera en cine, Salma apoya causas y fundaciones.

Por ello ha sido invitada del Women's Forum for the Economy and Society que se lleva a cabo cada año en Francia y en algunos otros países. Ahí mismo se han sentado personajes de la talla de Christine Lagarde, y algunas de las CEO más poderosas del mundo. Salma es hoy la mexicana más conocida fuera de este país. Punto.

A Diego igual. Que no es buen actor. Yo creo que alguien puede considerar buena o mala una actuación o una carrera entera, pero lo que es innegable es que están parados en la alfombra roja de Cannes por algo. Diego además, es productor y director. Estar en Cannes es en las grandes, grandes. ¿Qué no entienden los mexicanos?

¿Envidia?Todos ellos quisieron brillar en los escenarios mundiales y para esto había que salir del país. Pero la audiencia los acusa de traidores, y se molesta porque no hacen cine en México y que no hacen nada por México, cosa que además es poco cierta para la editora de HuffPost México.

Son personajes que han puesto atención y han alzado su voz con algunas de las atrocidades que se viven en México. Salma fundó Chime for Change que ayuda a empoderar a mujeres en todo el mundo, y ha trabajado en México con ella. La experiencia en realidad virtual que presentó Iñárritu este año en la Costa Azul habla precisamente de la tragedia de los migrantes.

Más que envidia. Es este complejo de señalar al otro para no sentirse mal con la historia de fracaso propio. Lo que no quieren reconocer los mexicanos es que el autoengaño y la incongruencia son sus peores enemigos. Se quejan de la corrupción pero critican a alguien que le ha ido bien de manera derecha.

Es este sentirse abusados, y aunque históricamente fue cierto, este trauma se tropieza con el resentimiento hacia los que tienen más influencia o ganancias que los mexicanos; se tropieza con el resentimiento que no han podido superar para entender que si uno no se mueve ni el gobierno, ni nuestra madre, ni el vecino, ni la vida nos van a dar algo por lo que no hemos trabajado.

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