(Foto: AP)
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Tras la hamburguesa de ternera y los bocados de pollo creados en laboratorio, ¿le llegó la hora al foie gras? En el corazón de París, una empresa emergente desarrolla un prototipo celular de este refinado plato francés, con la esperanza de atraer a nuevos consumidores.

Gourmey, esta joven empresa instalada en un centro de investigación universitaria, trabaja desde hace dos años para poner a punto el foie gras de laboratorio, a partir del cultivo de células de pato.

Con motivo de una campaña de financiación que logró recoger US$ 10 millones, Gourmey presentó el primer proyecto francés de carne cultivada.

“Queremos demostrar que la carne cultivada no se limita solo a las hamburguesas, sino que también puede ser un producto gastronómico refinado”, explicó Nicolas Morin-Forest, uno de los tres jóvenes fundadores de Gourmey. Además, “existe una necesidad importante de encontrar un producto de sustitución para el foie gras convencional, que es muy controvertido y tendrán que reinventarse”.

Desde hace varios años, las condiciones de cría de los patos y gansos de los que se obtiene el foie gras, sobre todo el engorde al que se les somete, han sido objeto de polémicas. Su venta está prohibida en algunos sitios del mundo como California y, a partir del 2022, .

Gourmey desearía poder proponer a los restaurantes de estos dos estados de Estados Unidos una nueva opción: foie gras de cultivo.

“Con más de 9,500 millones de habitantes en la Tierra para el 2050, hará falta más carne. Los modelos convencionales, que demandan muchos recursos, no sirven. Hacen falta métodos de producción más sencillos”, declaró Nicolas Morin-Forest.

Después del foie gras, esta empresa quiere desarrollar carne de laboratorio de pollo, pavo y pato.

Sin autorización

¿Y la receta de esta delicia culinaria de laboratorio? Se empieza extrayendo células de un huevo de pata fertilizado. Se sumergen en una cubeta de aluminio (el “cultivador”) con un líquido nutricional a 37 grados.

Las células comienzan a dividirse y se multiplican. Se convierten en células de hígado ajustando sus nutrientes y se recuperan al cabo de dos o tres semanas.

La textura final se consigue añadiéndole materia grasa vegetal. Ya solo falta lograr el sabor justo.

“Han hecho falta 600 ensayos. Varias veces a la semana probamos diferentes fórmulas. Hemos conseguido una receta bastante satisfactoria aunque todavía no es perfecta”, declaró Morin-Forest. Esta empresa colabora también con chefs.

“En cuanto al gusto y la textura, lo tenemos al 90%”, afirmó Victor Sayous, otro de los fundadores, que es originario del suroeste, donde tradicionalmente se fabrica el foie gras. “En Navidades serví a mi familia tostas de Gourmey y tostas de foie gras clásico sin avisarles. Hubo varios a los que les encantaron y no vieron la diferencia”.

“Nuestro mayor desafío ahora es industrializar a gran escala nuestra producción y bajar los costes”, explicó Antoine Davydoff, el tercer fundador de Gourmey.

Otro punto importante: conseguir la autorización de las autoridades sanitarias para comercializar el producto. Hasta ahora, solo Singapur dio luz verde a los bocados de pollo creados en laboratorio por una sociedad estadounidense.

“Cuenten conmigo para que en la carne siga siendo natural y no artificial”, escribió en Twitter en diciembre del 2020 el ministro francés de Agricultura, Julien Denormandie.