¿Pintó Caravaggio, como sostienen muchos expertos, el lienzo que muestra a Judith decapitando a Holofernes hallado en un desván en Francia en el 2014? El martillo determinará en la subasta del 27 de junio si el mercado está o no convencido.
El óleo, vendido por la casa Marc Labarbe en Toulouse y estimado en hasta US$ 170 millones fue presentado el último viernes en París.
De un tamaño de 144 x 173 cm, fue descubierto en buen estado, aunque cubierto de mugre, bajo una pila de viejos colchones en esa ciudad del sur de Francia. Desde entonces, apasiona a los admiradores del maestro italiano.
Su atribución es doblemente difícil porque Caravaggio no firmaba los cuadros y porque fue muy copiado.
Los expertos determinaron que fue pintado en 1607 y aparentemente olvidado en una buhardilla durante más de 100 años hasta su hallazgo.
Un oficial en misión napoleónica podría haberlo traído desde Italia, pero todas las opciones están sobre la mesa. El misterio es total.
La escena bíblica en claroscuro en la que Judith encarna la resistencia del pueblo hebreo es una explosión de violencia, al más puro estilo de Caravaggio (1571-1610): el general asirio levanta los ojos hacia la joven judía que lo decapita con una espada, en presencia de una vieja sirvienta con bocio.
Tesoro nacional
El hallazgo fue calificado de "muy importante" por el ministerio francés de Cultura.
La existencia de la pintura está perfectamente documentada en una serie de intercambios epistolares que incumben a príncipes y coleccionistas de arte hace cuatro siglos.
El Estado francés lo clasificó de tesoro nacional, lo que impedía su venta al extranjero hasta noviembre del 2018, pero finalmente dejó pasar el plazo durante el cual podía adquirirlo y otorgó a los propietarios un certificado de exportación.
La falta de confirmación sobre su autenticidad, en un periodo de vacas flacas para los museos nacionales en Francia, podría haber influido en la decisión del Estado de no comprarlo.
Dos obras, un tema
Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio, pintaba a veces dos obras sobre un mismo tema. Otro "Judith y Holofernes", de 1598, creado por el italiano, es muy diferente al lienzo hallado en Toulouse.
Expuesto en el Palacio Barberini de Roma, en este cuadro se representa a Judith como una joven de bellas facciones, vestida con atuendos claros y que encara la decapitación con aplomo.
La pintura de 1607 es de inspiración menos clásica, más sombría: Judith está vestida de luto y aparta la vista de la espada que corta el cuello a Holofernes. Pero esto es coherente con Caravaggio, puesto que ese año el artista era buscado por asesinato y se había dado a la fuga.
Un experto mundialmente reconocido sobre el maestro italiano, Nicola Spinosa, aseguró en el 2016 como muchos otros que era un Caravaggio "auténtico".
¿Arrugas demasiado juntas? Pero otros conocedores atribuyen la obra a Louis Finson, pintor flamenco, contemporáneo de Caravaggio y quien lo copió muchas veces.
Ambos artistas podrían incluso haber trabajado juntos en esta obra en Nápoles, adonde Caravaggio había huido de Roma.
El tipo de preparación, las incisiones, las sombras son características del italiano. Pero es posible que el óleo fuera corregido por Finson tras la huida precipitada de Caravaggio a Malta. Y es que algunos detalles como las arrugas muy juntas en la frente de la sirvienta no corresponden al estilo del maestro del claroscuro.
Finson tiene una obra en la que reproduce exactamente la hallada en Toulouse, pero con mucha menos finura y profundidad.
"Podríamos preguntarnos si Caravaggio y Finson alcanzaron un acuerdo según el cual, a cambio de dejarle su taller en Nápoles, Finson obtuvo la autorización de copiar los preciados originales de Caravaggio", estima la historiadora de arte Rosella Vodret.
En plena "Caravaggiomanía" en el mundo del arte desde hace una década, la obra fue expuesta en Londres y Nueva York.
Varios museos en Estados Unidos, así como coleccionistas privados en Europa, mostraron su interés por el lienzo, según el experto Eric Turquin que colabora en la subasta del 27 de junio.