FOTO 9 | 1. ESO (IT, 2017) ¿De qué trata?
Adaptación fílmica de la novela de Stephen King que gira en torno a una malévola entidad milenaria que adopta la apariencia de un payaso para acechar y devorar a los niños de un condado.
¿Cuánto costó? 35 millones de dólares. ¿Cuánto recaudó en la taquilla del mundo? 700 millones de dólares. (Foto: IMDB)
FOTO 9 | 1. ESO (IT, 2017) ¿De qué trata? Adaptación fílmica de la novela de Stephen King que gira en torno a una malévola entidad milenaria que adopta la apariencia de un payaso para acechar y devorar a los niños de un condado. ¿Cuánto costó? 35 millones de dólares. ¿Cuánto recaudó en la taquilla del mundo? 700 millones de dólares. (Foto: IMDB)

En estos últimos años, la cartelera de cine se ha llenado de nuevas versiones de películas del siglo XX.

Aunque pareciera que las productoras tienden a asegurar ganancias haciendo remakes, esto no necesariamente sucede. Rehacer filmes no garantiza el triunfo en taquilla y tampoco buenas críticas.
No existe una fórmula secreta para el éxito.

Así, por ejemplo, el segundo lanzamiento de “Karate kid” (2010), no obtuvo el resultado esperado. Pese a tener de protagonistas a Jackie Chan y Jaden Smith (hijo de Will Smith) no fue bien recibido por la crítica. Y sin embargo recaudó US$ 359 millones en el mundo.

Por lo contrario, la cinta “A star is born” (2018), cuarto remake, ha sido un éxito en ventas y se ha ganado el respeto de la crítica. A la fecha, reunió US$ 193 millones.

A esto se suma el estreno, el año previo, de la tercera adaptación de la saga Spiderman. Tres interpretaciones diferentes en menos de 10 años alcanzaron buenos resultados.

¿Rentabilidad garantizada?

Para Alberto Castro, director de EnCinta, una de las principales razones de las productoras para hacer remakes, es la rentabilidad ‘asegurada’ que proyectan. Castro comenta que calidad de actores, directores o el nivel de la producción no influye en el éxito del proyecto o en su fracaso.

Señala que el triunfo llega al aliarse con una marca conocida. Por ejemplo Disney, Marvel, Star Wars, entre otros.

“Disney funciona muy bien porque apela a las emociones y a la nostalgia, al sentimiento de volver a ser joven o adolescente”, añade el especialista. Por eso, indica, los Live-Action de los clásicos les trajo múltiples beneficios.

La nostalgia por el original

No obstante, asociarse con una gran marca tampoco garantiza el triunfo de una nueva versión.

Ernesto Zelaya, crítico de cine, indica que los remakes no son 100% rentables. “Existen casos que cayeron en el olvido porque la gente prefiere al original, como en el caso de “Ben-Hur”. [Los remakes] de vez en cuando tienen éxito”.

Sostiene que la mayoría de remakes tiene mala reputación, porque muchos surgen a fin de generar ganancias, sin añadir elementos relevantes a la producción del filme. Por ejemplo, el caso de “Cazafantasmas” (2016) o “Carrie” (2013).

Aún así, Zelaya rescata que es una oportunidad de mantener vigente series o personajes para que permanezcan en el imaginario colectivo a través de los años.

Algunos ejemplos son las sagas de terror “Masacre en Texas” (2013), “Pesadilla” (2018) o “Viernes 13” (2009)que fueron estrenadas por primera vez en los ochenta.

En Latinoamérica

Asimismo, una de las principales razones por la cual la industria hollywoodense realiza remakes de cintas hispanas, según Zelaya, es porque el público estadounidense se resiste a leer subtítulos. Sienten cómodos con películas habladas en su idioma. Además, más allá de que puedan estar bien producidas, existe una barrera cultural infranqueable. Lo que funciona en una cultura no necesariamente puede aplicarse a otra. Por ejemplo, contexto de crisis social o económica.

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las productoras?
Remakes: ¿cuándo es una apuesta segura o un riesgo para las productoras?

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