El salario básico de un operador es S/ 2,500. Juana Torres señala que ahora establece su precio porque sabe lo que vale. (Foto: GEC)
El salario básico de un operador es S/ 2,500. Juana Torres señala que ahora establece su precio porque sabe lo que vale. (Foto: GEC)

A sus 30 años, Juana Torres López, sin saber conducir un auto, montó por primera vez maquinaria pesada “Él es mi amor, el de camisa amarilla”, dice sonriente sobre su excavadora hidráulica. Hoy, que cumple 42 años, celebra ser la única mujer en haber llegado como finalista al Concurso Ferreycorp “El Mejor Operador del Perú” que contó con más de 2,100 inscritos de diversas categorías.

¿Por qué ama su trabajo?

Le doy gracias por darme oportunidades. Me ayudó a subir mi autoestima. Ahora quisiera cumplir el sueño con mi máquina de ir a trabajar a minería directa.

¿Cómo fue antes de obtener el reconocimiento?

Los primeros meses, el trabajo no me gustaba porque había muchos varones. Me corté el cabello para parecerme a ellos, porque todos me miraban.

¿Cómo logró adaptarse a ellos?

Integrándome. Les digo a mis compañeros: piensen que yo también soy varón. Trato de no sentirme mal si molestan ni hacerles sentir mal

¿Por qué no renunció?

A los dos meses me dije: “No es para mí, es cosa de varones, mi mamá tenía razón”. Pero mi yo interior decía: “Juanita, tú puedes, sino que no quieres”.

¿Qué soñaba ser de niña?

Aeromoza. Soy de Cusco, de una provincia sin carreteras ni accesos. Hasta los 9 años no conocía un carro, solo el avión que pasaba por encima. Y mis tíos decían que adentro había una señorita que viajaba a todos lados. Yo quería hacer eso.

¿Cuál es su mayor cualidad?

Me gusta servir. Lo veo en la construcción también. Cuando regreso a las carretera donde trabajo me siento orgullosa. Con mis hijas voy por esos lugares de paseo y les digo: “Yo trabajé en esa carretera.

¿Cómo empodera a sus hijas?

Yo no tengo empleada, porque quiero enseñarles a mis hijas que las mujeres podemos, no necesitamos apoyo. Podría pagarlo, pero deben saber valerse por sí mismas.

Dice que es perseverante...

Llegué 12 veces a tomar mi examen para sacar la licencia de conducir.

¿Cómo aprendió entonces a manejar una excavadora?

Hasta llegué a dormir en los cerros por aprender a manejar y que me den una horita de práctica. Y siempre estoy en constante capacitación. Sea donde sea no me pierdo ninguna. Si voy a perder un día de trabajo, valdrá para desarrollar conocimiento.

¿Contra qué prejuicios se ha enfrentado?

Una vez en una entrevista me hicieron una pregunta que me incomodó: “¿A quién deja a sus hijos?”. ¿Acaso a un varón le preguntas a quién le dejas? Qué pregunta más tonta, pensé.

¿Le creen cuando dice que maneja maquinaria pesada?

Cuando vine a Lima, busqué trabajo. Fue incómodo el día que di el examen, creo que fue hasta el barrendero a verme. Ya había pasado la prueba y me volvieron a tomar porque desconfiaban de la persona que me había evaluado.

¿Qué accidente ha enfrentado en el trabajo?

Cortaba un cerro y se vino encima. Estaba muerta de miedo dentro de la cabina. Mi esposo, que sabía todos los trucos, me dio fuerza: “Solo levántate y comienza a sacudir la máquina, la tierra va a caer y vas a poder salir”.

¿Se siente más fuerte ahora ?

Antes me ponía a llorar, pero esto me ha ayudado a madurar, a decir que yo puedo solucionarlo. Cuando se rompe un cable de luz en la casa ya no espero al vecino. Me llaman y les digo: “No te preocupes ahí llego para arreglarlo”.

¿Cómo motiva a otras mujeres en su rubro?

Cuando saqué la licencia me buscaron para un trabajo que necesitaba chicas que estén aprendiendo a manejar. Como siempre entro a conversar, tengo tantos contactos. Junté a varias chicas y las mandé. Ya hacen rutas largas, se van hasta Chiclayo y me mandan fotos.

¿Qué hace en su tiempo libre?

Cuando renuncié a un trabajo dije: “Voy a relajarme”. Estaba en la casa y me aburría, así que compré colchas en Grau y me puse a vender hasta que me desestresé.

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