Los son en esencia el resguardo y la evocación de la memoria sobre un hecho o persona expresados artísticamente. Esta representación es tomada generalmente por la sociedad como ejemplo. Por ello, su designio y forma deben de estar justificados.

Eso en el mejor de los casos. Pero qué pasa cuando la colocación de una estatua se realiza de manera ineficiente, su valor o aporte carece de sustento, va en contra de la estética visual e incluso de la armonía en un espacio público.

Carencia de instrucción

Para el escultor Álvaro Roca-Rey, conmemorar a un personaje o acontecimiento en un objeto intrascendente o expresarlo de “forma cursi, mostrenca o torpe” deforma la cultura del observador no iniciado que puede tomar esa obra como modelo de valor y, aún más peligroso, repetirla.

“Los monumentos huachafos empezaron a proliferar en el Perú hace aproximadamente 50 años y han ido creciendo como bola de nieve por no tener regulación. Los responsables son la falta de instrucción y aquellos alcaldes que la padecen”, afirma el experto.

Los malos ejemplos abundan, enfatiza el artista. Y enumera: el monumento a la Maca en Junín, la Alameda de los Héroes en Trujillo, la imagen familiar escultórica del propio alcalde de Nuevo Chimbote, entre otros.

“Vemos una representación del síndrome contagioso: el Cristo Redentor del Corcovado, maravilloso monumento que empieza a replicarse en versión enana, anecdótica, y desafortunada en Cusco, Chorrillos, Chiclayo, Chimbote, Chosica”, dice.

Asimismo, en que la contextualización de estas representaciones es importante. Este es el caso del monumento de Ricardo Gareca y Paolo Guerrero, recientemente instalado en el distrito de San Miguel.

“Si se desea solemnizarlos habría que contextualizarlos en un estadio, una villa deportiva o un club. No se debe imponer una idea privada en un espacio público”, finaliza.

Antiestético

Coincide Karím Chaman, arquitecta de Karím Chaman Arquitectos, quien añade que la composición, proporción y el entorno importan.
“Todo eso tiene que jugar un punto de partida para que el monumento no se vea redundante en cuanto a diseño, ya que debe ir en proporción a su entorno”, indica.

Por ello, la arquitecta propone que para evitar estos traspiés se cree un consejo consultivo de profesionales en cada municipalidad. El mismo, comenta, podría estar conformado por especialistas de diseño urbano en monumentos.

“Tenemos un país maravilloso y una ciudad linda, pero perecemos por una manera desproporcionada y antiestética”, lamenta.

Búsqueda de armonía

En tanto, la especialista en gestión y planificación urbana Melissa Navarro aclara que para hacer una intervención en el espacio urbano se necesita una propuesta que determine cuál será el impacto que tendrá, de lo contrario no tendría sentido hacer una inversión.

“Hay cosas que son más importantes de resolver que poner monumentos homenajeando a futbolistas o selecciones”, cuestiona.

En ese sentido, señala que se podría hacer más accesible la ciudad con la colocación de rampas, así como la señalética en espacios públicos.

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