Creció cerca al balneario Huanchaco y el mar se convirtió en su segundo hogar. Benoit ‘Piccolo’ Clemente tiene 36 años y corre tabla desde los 7. Las mismas olas que fueron su escuela, en el 2011 lo hicieron ascender a la primera división mundial de longboard (ver en corto).

Un año después, se coronó campeón mundial de su categoría en . En el 2015, volvió a ganar el campeonato en el mismo país. Este año va por su tercer título mundial y, para el próximo, promete el oro en los Panamericanos. “Lima 2019 es una prioridad en mi carrera y en mi calendario”, dice con convicción ‘Piccolo’, como es mejor conocido en el mundo deportivo.

Patrocinio

El patrocinio es de suma importancia para la carrera de cualquier deportista. “El Mundial hizo que las marcas dejaran de auspiciar a los atletas y se involucraron en el tema del fútbol”, comenta el surfista.

No obstante, confía que volverá a generar interés en los auspiciadores, por la visibilidad que tendrán las compañías durante este torneo.

Actualmente, el tablista cuenta con tres patrocinadores. El primero es una marca de autos que le da un apoyo económico de US$ 12,000 al año, además de bonos de US$ 1,000 por competencias ganadas. Asimismo, le brinda un vehículo para que el deportista se movilice a lo largo de la costa para sus entrenamientos. De otro lado, también tiene el auspicio de una marca extranjera de ropa y accesorios, que le provee de wetsuits para las competencias. Finalmente, una empresa trujillana de construcción que lo ayuda parcialmente en gastos de viajes, estadías y viáticos. Por último, el Instituto Peruano del Deporte (IPD) le ofrece un sueldo mensual de US$ 800 a US$ 1,000 para la contratación de nutricionistas, personal trainers, entre otros, para su preparación.

Para ser un deportista de élite, como lo es Clemente, se necesita de un presupuesto que va desde los US$ 150,000 y US$ 180,000 anuales. Este año, por ejemplo, ya ha realizado cinco viajes para competencias en otros países y le falta hacer tres. “Un traslado para competir toma entre US$ 4,000 y US$ 5,000”, siendo el destino más barato Estados Unidos”, indica. Japón, China, Francia, entre otros países, son algunos de los destinos a donde tiene que ir el atleta.

Una marca personal

Los diversos escenarios donde ha competido Clemente lo motivaron a crear sus propios diseños de tablas desde el 2012. Pensó que de esta manera podía sacarles más provecho a las condiciones ambientales del mar, a la vez que adecuaba el instrumento a sus necesidades corporales. Entonces, se asoció con fabricantes en dos países y sacó adelante el proyecto.

Hoy el deportista tiene una marca con su nombre. Los longboards “Piccolo Clemente” se venden en Portugal y Japón, además de Lima. Sus precios varían según el lugar. En Japón cuestan entre US$ 1,500 y US$ 2,000; en Portugal, entre US$ 800 y US$ 950; y en el Perú, valen, aproximadamente, US$ 600.

En corto

Puntaje. El longboard es una categoría del surf. Se practica con tablas que miden desde los 2.70 m hasta los casi 3 m. Se trata de hacer maniobras clásicas sobre las olas, como caminar hasta la punta de la tabla, combinadas con otras más radicales, conocidas como hand five o hand ten. Los recursos clásicos valen un 70% del total de la puntuación y los radicales, 30%.

40% del total del precio de un longboard “Piccolo Clemente” va destinado a él. En otros casos, la ganancia como mínimo es de 30%.

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