Joan Alfaro es quizá el artista plástico cajamarquino con mayor proyección. Sus lienzos recrean de manera lúdica nuestra tradición andina con un sentido onírico.

Mujeres de mirada penetrante rodeadas de ornamentos concentran buena parte de su producción, en la que resaltan además personajes misteriosos en actitudes fantásticas.

Su marcada visión surrealista con una clara influencia andina compone un estilo con el que ha cautivado la escena artística.

Trazos vigentes

Este 2020, Alfaro suma 20 años de trayectoria y quiere celebrarlo haciendo precisamente lo que lo catapultó al reconocimiento: desarrollando personajes poco visibles pero potentes, sin abandonar su enfoque en las costumbres andinas.

“La exploración va a estar siempre presente en mí”, afirma con modestia. “Cuando empecé había personajes icónicos inexplorados, y eso me parecía increíble”, recuerda.

Así, tras varias exposiciones individuales cuyas obras rescataron a diversas figuras del olvido, el pintor de 37 años ahora aspira a recrear versiones nuevas de sus cuadros más emblemáticos.

El de Yma Sumac lidera la lista. También el de Chabuca Granda. Piezas que siguen cautivando a los compradores más selectos.

Nuevas exploraciones

Aun así el artista revela un segundo propósito: rescatar otros personajes del imaginario popular.

“Quiero buscar nuevos referentes como la escritora María Puga o Julia Hernández, quien habría sido la más famosa de Cachiche”, relata.

Pero Alfaro se ha plegado hacia otra búsqueda: la de apostar cada vez más por formatos menos privativos como el grabado. No es de extrañar así que el representante de Marca Perú haya lanzado recientemente una colección de libretas en alianza con Faber-Castell. La idea es, asegura, facilitar la accesibilidad de su obra.

Círculo virtuoso

En esa línea, de cara al mero espectador, reconoce que los espacios de exhibición son fundamentales.

Más que vender rápido, asevera, la aspiración debiera centrarse también en mostrar la obra. Pues de ello depende que, al fin y al cabo, pueda revalorizarse.

Es por esto que Alfaro no se apresura en producir más de lo que le es posible. “Yo suelo demorarme con cada pieza que hago. Por eso trabajo con un representante”. Su estrategia es clara: la búsqueda de compradores es un terreno del que prefiere alejarse para dedicarse de lleno a pintar.

Espacio propio

Pese a esto, Alfaro no deja de planificar. Recientemente, ante la escasez de recintos culturales en su ciudad natal, inauguró la Galería de Arte y Café Amelie, en el Centro Histórico.

El nombre supone un homenaje a su recordada hija, por quien decidió en sus inicios “explorar la belleza de la mujer cajamarquina”.

“Creo que Cajamarca merecía un espacio que reuniera artistas emergentes y este ha sido todo una aventura”, relata Alfaro, quien confía en la ubicación estratégica del local.

Bajo la manga

Los proyectos no acaban ahí. El pintor ya tiene pensado lanzar un libro que celebre sus 20 años de trayectoria.

En concreto, espera ilustrar un libro o lanzar un recopilatorio sobre sus piezas más icónicas.

Pero será su próxima exposición de óleos un pilar clave dentro de los planes que tiene el artista para festejar sus 20 años.

El mes tentativo es noviembre. El título que acogerá a la que promete ser una de sus muestras más ambiciosas no podría ser otro: “Amelie”.

EN CORTO

Proyecto. La exposición que prepara el artista cajamarquino promete ser un trabajo totalmente nuevo, que consiga reflejar la “exploración y evolución de su obra durante todos estos años”.