Redacción Gestión

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La inauguración del Abierto de Australia 2016 se vivió en un contexto atípico. Una denuncia de la BBC y BuzzFeed News apañó la celebración: revelaron que algunos partidos del circuito profesional de tenis fueron arreglados durante la última década.

En el amaño estarían involucrados dieciséis jugadores del top 50 mundial, y ocho de ellos estarían participantes en el torneo que inició ayer en Melbourne. En el informe no se revelaron nombres ni fechas de los partidos manipulados, pero alegaron que la unidad anticorrupción Tennis Integrity United no investigó a fondo a los involucrados.

Una mafia de apuestas ilegales de origen ruso y con conexiones en Italia era la que ofrecía dinero (alrededor de US$ 50,000) a jugadores para que manipulen resultados de los partidos, según los archivos secretos a los que tuvieron acceso.

Ante esta acusación, la convocó una rueda de prensa de urgencia para negar haber suprimido o ignorado evidencia sobre las acusaciones.

Los protagonistasNovak Djokovic reconoció que las posibilidades de soborno son altas en el deporte blanco. El serbio recordó que en el 2007 le ofrecieron US$ 200,000 por dejarse ganar un partido en primera ronda del torneo de San Petersburgo. "Se me acercaron indirectamente a través de personas que trabajaban conmigo. Obviamente, dijimos inmediatamente que no", declaró.

Sin embargo, el número 1 del mundo aseguró que las autoridades del tenis saben cómo lidiar con estos casos.

"No existe una prueba real o evidencia de que algún jugador activo (esté involucrado en el amaño de partidos). Solo es eso, especulación". Por su parte, Roger Federer se mostró fastidiado con el presunto caso de corrupción y pidió pruebas.