Redacción Gestión

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Una corte suiza ordenó al multimillonario ruso , propietario del club francés de fútbol AS de Mónaco, que pague más de US$ 4,160 millones a su exesposa, en lo que sería el más costoso acuerdo de divorcio de la historia.

Rybolovlev ocupa el puesto 147 en la lista de del mundo que publica la revista Frobes. Su fortuna se calcula en US$ 8,600 millones.

Su historia, según la prensa rosa, es de novela. Va desde una gris ciudad industrial de la Siberia soviética al olimpo de los multimillonarios. En ese camino, su esposa Elena lo ha acompañado por 23 años hasta ahora, cuando el divorcio es un hecho comprobado.

Elena presentó los papeles de divorcio en Suiza, y ha sido el Juzgado de Primera Instancia de Ginebra el que finalmente ha dado el veredicto que le concede a Elena Ryboloveva US$ 4,160 millones, el doble de lo que tuvo que desembolsar cuando se divorció de su segunda esposa, Anna Torv, quien logró quedarse con US$ 1,657 millones.

Y es que Dmitri Ribolovev pertenece a esa casta de magnates que de alguna forma oscura supieron hacer fortunas inimaginables tras la caída de la Unión Soviética. En su caso, los millones provienen de minas de potasio, que le valieron el mote de rey de los fertilizantes.

Su esposa ya le había pedido antes el divorcio, en el 2008, debido a supuestas infidelidades de su entonces marido.

Según se hizo público, el magnate deberá pagar a su ex "de forma inmediata y en efectivo" US$ 156 millones, más una pensión trimestral de US$ 481,000. A ello se suma la propiedad de una mansión en el barrio ultra selecto de Cologny, en Ginebra. Elena Ryboloveva conservará la custodia de la hija menor del matrimonio, Anna, de 13 años, y recibirá en propiedad dos chalets en la exclusiva estación de esquí de Gstaad, domicilio habitual de numerosos ricos y famosos. A la mujer, además, le pertenecen numerosas obras de arte "de inmenso valor".

Marc Bonnant, abogado de Elena, es toda una leyenda en Ginebra, donde es reconocido como un polemista temible y un abogado de oratoria brillante, siempre al servicio de las causas con mayor visibilidad mediática. A la salida del juzgado, calificó el divorcio como "el más caro de la historia".

Dmitri Rybolovev posee propiedades en Central Park West, Palm Beach (Florida) y ha creado empresas en Chipre para proteger su fortuna. Pero antes del glamour de Montecarlo, donde vive la mayor parte del año, de sus viajes y propiedades en Nueva York y de Ginebra, Dmitri Rybolovlev comenzó su andadura en la poco excitante ciudad industrial de Perm, en los Urales siberianos. Allí estudió medicina y conoció en 1987 a la joven y ambiciosa Elena, compañera de universidad. Tras comprar las minas de potasio de Berezniki, pasó una temporada en la cárcel en 1996, acusado de haber mandado asesinar al director de una empresa rival.

Tras ser blanqueado por la justicia rusa, se instaló en Ginebra con su mujer y su hija mayor, Ekaterina, hoy famosa por ser una exitosa amazona y por los regalos de su padre, que han llenado titulares alrededor del mundo: en 2012 le compró el ático más caro de Nueva York y, poco después, celebró su cumpleaños convirtiéndola en dueña de la isla de Skorpios, antigua propiedad de Aristóteles Onassis.