Para un emprendedor, atreverse a dar el primer paso y apostar por su idea es tan emocionante como paralizante. Pero en el camino siempre se encuentran personas decididas a acompañar el proceso. Los fundadores de Comunal Coworking y Xertica, compañías dirigidas a la innovación y a la transformación digital, respectivamente, cuentan a Gestión sobre su evolución y la experiencia de haber sido elegidas por el MIT Sloan para ser asesoradas.

Comunal Coworking
Ernesto de Olazával trabajó en el mundo corporativo durante 12 años antes de dejarlo todo por Comunal. Dedicaba su tiempo libre a negociar diferentes emprendimientos con algunos amigos. Hasta que en una de esas reuniones se dieron cuenta de que algo se repetía. Cada vez que un emprendimiento crecía, tenían que mudarse e invertir dinero y tiempo en implementar una oficina.

Ante el problema, la solución: “La tendencia del coworking era muy fuerte en EE.UU. y en Europa, pero en Perú no había nada. Así que decidimos lanzarlo nosotros”, cuenta desde la sala 2 de uno de los locales de Comunal, en San Isidro.

Así nació Comunal Coworking, una startup que ofrece oficinas privadas y compartidas, dirigidas a pymes y corporaciones. Como todos los emprendimientos, empezaron desde abajo. Con 200 metros cuadrados y 25 personas trabajando, comenzaron a crecer rápido desde el 2013. “El reto más grande fue, y sigue siendo, crear la categoría de coworking, que no existía acá”, cuenta De Olazával.

Los tres primeros años contrataron a alguien para que maneje el negocio hasta que se dieron cuenta de que algo no iba bien. El tiempo no le alcanzaba y sentía que no daba el 100% en lo que hacía, admite De Olazával. “Tenía que dividirme entre mi trabajo, Comunal y mi familia, y sentía que todo lo hacía mal. Era como tener dos relaciones y engañarlas mutuamente”, explica, entre risas. Finalmente, se decidió por Comunal.

Ahora, junto con dos de los socios cofundadores, Ernesto Balarezo y Mali Goicochea, se encarga de gestionar los cinco locales entre Barranco, San Isidro y Miraflores. “Nuestro plan de aperturas para este año es tener diez locales y ampliar los distritos a Surco y Magdalena”, comenta.

Hace poco más de un año, decidieron formar parte de Endeavor, una organización global que selecciona y apoya a emprendedores de alto impacto. Gracias a esta red, el MIT Sloan decidió apoyarlos con asesoría de su equipo. “Los chicos del MIT nos han ayudado en retos comerciales y en mejorar nuestra eficiencia. Definitivamente fue una de las mejores cosas que pudo pasar”, finaliza De Olazával.

Xertica
Ambos se conocieron en la infancia, y en la adultez Saúl Chrem y Luis Arbulú decidieron fundar una compañía. Cada uno, por separado, se había dedicado a rubros relacionados con tecnología y telecomunicaciones. Chrem, por ejemplo, estudió administración y trabajó en una empresa de telecomunicaciones hasta que, en el 2009, comenzó a comprender cuáles eran las siguientes tendencias.

“Lo que antes uno hacía por teléfono ahora se hace por mensaje o correo”, dice, desde una de las peculiares salas de reuniones que tienen sus oficinas en Magdalena.

Poco a poco, aprendió más sobre comunicación y colaboración con tecnologías de cloud, visitó congresos y ferias internacionales sobre transformación digital, y conoció a dos de los que ahora son sus socios en Colombia y México: Andrés Cifuentes y Antonio Couttolenc, respectivamente.

Todos coincidían en algo: sus trabajos estaban relacionados a la tecnología y habían alcanzado un punto de liderazgo dentro de sus mercados locales. No pasó mucho tiempo para que se dieran cuenta de que los negocios tendrían un mayor impacto si se desarrollaban a nivel regional.

De esa manera, y durante meses, mantuvo conversaciones con Luis Arbulú, ingeniero industrial, quien en ese entonces vivía en San Francisco, había estudiado en Silicon Valley y contaba con amplia experiencia en compañías como Google y Samsung. Arbulú regresó al Perú a fines del 2015 y Xertica se lanzó oficialmente en el 2017.

Al momento, la compañía ha aprovechado su posición como el socio más importante de los productos de la nube de Google en América Latina para asesorar a empresas sobre sus estrategias digitales de principio a fin.

“Todo el mundo está hablando de transformación digital, pero lo importante no es lo digital, sino la transformación. Nuestro rol es ayudar a las empresas a que se den cuenta de qué procesos pueden cambiar y reemplazar, y qué tecnologías pueden adaptar”, agrega Chrem.

“Es entender cuál es la aplicación de la transformación digital en el día a día de tu negocio, cómo te relacionas con tus clientes y empleados o qué información estás compartiendo”, finaliza Arbulú.