(Foto: EFE)
(Foto: EFE)

El mensaje de es corto y duro: “Estoy esperando en urgencias a que traigan a mamá. Ha tenido una hemorragia”. La mente se dispara.

Se dispara porque, lo primero que se hace en estos casos, viajar a acompañar y cuidar a tu madre, es imposible. Estás en cuarentena por el . Un compañero de trabajo dio positivo y toda la planta del edificio donde trabajas está en casa desde hace días.

El país entero entró después en cuarentena, aunque se permiten los desplazamientos para visitar a familiares a , trabajar en muchas actividades o acudir a centros médicos.

Pero ir a un hospital en estas circunstancias supone un gran riesgo para los enfermos ingresados, más aún cuanto que mi familia está en La Rioja, la pequeña región española donde hay mayor nivel de positivos en proporción a la población.

Riesgo máximo

El riesgo es aún mayor para mi madre. Con 86 años y varias patologías previas severas es una "paciente perfecta" para que un hipotético contagio tenga consecuencias fatales.

Y más si le añadimos que mi esposa trabaja en el sector sanitario -en una farmacia- y está en contacto diario con familiares de enfermos por coronavirus y personas con síntomas leves -como fiebre o tos seca- a las que no se hacen las pruebas porque no hay suficientes reactivos en la región de Madrid.

A pesar de las medidas de precaución y seguridad puestas en marcha en la farmacia, cada día al volver a casa ella va directamente a una ducha intensa y la ropa va derecha a la lavadora. No sabemos a qué hemos estado expuestos en casa, pero nuestra obligación moral es asumir que a todo y por tanto no poner en riesgo a los demás.

Con toda esta mezcolanza de ideas en la cabeza, el dilema dura muy poco, apenas unos segundos, pero deja una sensación de profunda amargura: "No puedes ir, no debes. Sería una irresponsabilidad aumentar aún más el riesgo", te dices. Pero es inevitable pensar que pueda ocurrir lo peor y que, en ese caso, no habrás podido despedirte de tu madre.

Una usuaria de Twitter describe un caso que sí ha ocurrido y lo divulga como lección a escala nacional: "Ha fallecido un familiar de mi pareja por coronavirus. No lo cuento por lástima, sino para que también penséis en todas esas personas que hoy están en casa, respetando el aislamiento y no pueden juntarse con su familia para llorar la pérdida. Que ni siquiera han podido despedirse".

El dilema

Y con estos dilemas de cuidar a tus mayores y a la vez preservarles del riesgo se encuentra mucha gente en España.

Una compañera de trabajo salió de Madrid para visitar en Soria a sus padres, también ancianos y de salud delicada, para recibir muy poco después el aviso de que nuestro departamento estaba en cuarentena y de que, aunque con posibilidades mínimas, tal vez había podido llevarles el virus.

Tras el agobio inicial y más de una hora de intentar hablar con el sistema de consulta sanitaria telefónica, consiguió hablar con un médico que le transmitió tranquilidad, pero la duda sigue ahí y no se desvanece.

Todos nos hacemos preguntas para las que la ciencia no tiene respuestas definitivas: ¿Puedo tener el virus si he estado en contacto con alguien que no tenía síntomas pero dio positivo muy poco después? ¿Cuánto dura el virus en el organismo de un portador asintomático? ¿Cuándo puede ser seguro visitar a enfermos graves?

Un colega que vive en pleno Madrid cuenta que tiene mucosidad y tos y, aunque puede ser solo un catarro normal, no puede ir a ver a sus padres, también muy mayores, que residen a solo 70 metros. Como sus síntomas son leves, en la capital no le harán la prueba de detección del Covid-19.

Así que se resigna a no verlos, ni a cuidarles en dos semanas, por si acaso. Contacto estrictamente telefónico.

“Es una situación excepcional. Solo manteniendo la calma y con mucha paciencia saldremos de esta. Y, por supuesto, si pensamos en los demás. En una crisis de esta envergadura, todo egoísmo es una piedra en el camino de su solución”, nos explica. Aunque la solución pueda ser muy dura a nivel personal.