Verona (AFP).- Igual que una copa de Gewurztraminer se combina perfectamente con un plato de pato a la pekinesa, los vinos italianos deberían triunfar en China. Pero la realidad es que el primer productor mundial de vino tiene dificultades para conquistar el gigante asiático.

Las ventas de Chianti, Pinot Grigio y otras variedades de las cerca de 300 denominaciones que tiene Italia sólo representaron en 2016 el 5% de los US$ 2,400 millones de importaciones de vino de China, el país más poblado del mundo y que en 2020 podría convertirse en el segundo importador mundial.

De ese total, cerca del 44% de ventas provenían de Francia y de países como Australia, Chile y España, todos ellos por delante de Italia.

"Es una lástima. Los productores italianos fueron lentos a la hora de entrar en el mercado" constata con tristeza Andrew Tan, aficionado al Brunello di Montalcino y que ejerce como responsable de ventas de 1919, una de las principales cadenas de distribución de vinos y licores en China.

Con cerca de mil tiendas en toda China, 1919 envió a Tan a la feria Vinitaly de Verona, la cita anual más importante de la industria del vino en Italia.

Su misión es encontrar un vino italiano capaz de igualar el éxito en China de marcas australianas como "Jacob's Creek" o "Yellow tail", de gama media. Para lograrlo "es necesario acortar el circuito de distribución y obtener un buen precio para el consumidor", explica.

No será tarea fácil, teniendo en cuenta que en Italia hay cerca de 300.000 bodegas y una enorme diversidad de variedades de uvas y métodos de vinificación.

"Hay que tener en cuenta que en China nadie conoce los vinos italianos", explica por su parte Stevie Kim, directora de Vinitaly International.

Esta joven de origen asiático tiene como prioridades introducir el vino italiano en China y mantener también su cuota de mercado en Estados Unidos, donde las importaciones representan el doble que en el gigante asiático.

Dragón sedientoAunque los vinos italianos ofrecen una mejor relación calidad-precio, todavía queda mucho camino por recorrer en China, según Kim, que considera que la producción de vino chino no es una amenaza para los demás países.

"Miren lo que pasó en Estados Unidos tras el lanzamiento de los vinos californianos. Es muy importante que los chinos comiencen a beber mucho vino. Será entonces cuando empezarán a interesarse por otros vinos y habrá que estar preparados", explica.

Según Susanne Mustacich, autora del libro "El dragón sediento", que cuenta la historia del espectacular éxito de los vinos de Burdeos en China, "a Italia le falta el reconocimiento y la asociación con el lujo que tenía Burdeos".

En Estados Unidos, el éxito de los vinos italianos ha ido de la mano de los restaurantes de la diáspora. Pero en China no se podrá hacer lo mismo.

Según Marco Pizzoli, del grupo vinícola italiano GIV, con sede en Shanghái, la educación de los potenciales consumidores chinos será crucial. "Sin duda los restaurantes italianos son importantes, pero deberíamos intentar trabajar más en los establecimientos locales, donde está el verdadero potencial", afirma.

La tarea no será fácil por las dificultades de armonizar el vino con el perfume y los sabores de la cocina china.

Para la cocina china los expertos recomiendan vinos aromáticos y secos, como el Gewurztraminer, pero finalmente se ha impuesto el Cabernet-Sauvignon, una variedad con mucho más tanino que ha contribuido al éxito de los vinos chilenos, australianos o de Burdeos.

Los chinos podrían dejarse tentar por el Prosecco, un vino italiano espumoso que tiene éxito en todo el mundo.

"Las burbujas están de moda y todavía hay mucho potencial. El Prosecco no es muy caro y con un poco de trabajo podría proponer volúmenes importantes" de ventas, estima Andrew Tan.