En un edificio anodino en el norte de Miami, dos docenas de bailarinas con faldas amarillas bailan cancán, acróbatas giran peligrosamente desde las alturas sosteniéndose de cuerdas de seda y costureras agitadas cosen trajes en un taller de unos 18,500 metros cuadrados (20,0000 pies cuadrados). Todos son parte de una compañía que monta más producciones al año que y el West End de Londres juntos.

La línea de cruceros dirige 134 espectáculos en los 50 teatros en 26 barcos alrededor del mundo, incluyendo siete originados en Broadway, ocho espectáculos acuáticos y 18 sobre hielo, además de decenas de musicales originales.

“Cada noche tenemos un público de unas 100,00 personas. Por su escala es una operación muy, muy grande. Probablemente la más grande bajo una misma organización”, dijo Nick Weir, vicepresidente sénior de entretenimiento de la empresa. "En cualquier momento tenemos entre 1,500 y 1,800 miembros del elenco empleados para que todo esto cobre vida”.

Se requieren entre dos y cuatro semanas para que un ejército de bailarines, cantantes y acróbatas aprendan un espectáculo antes de que sean enviados a lugares tan remotos como Australia o China.

Una tarde reciente, un grupo de bailarinas se paseaba por los salones con ombligueras y el cabello recogido. Una hizo un split en el piso. Hay 14 salones de danza, 15 salas de ensayo, un estudio de grabación, gimnasios y un auditorio. Los equipos para ejercitarse se extienden por varios pasillos. Cerca hay alojamiento para unos 470 artistas.

Antes considerado como de segunda categoría, el entretenimiento en los cruceros ha evolucionado hasta convertirse en un género que Royal Caribbean dice que incluye al mejor talento y tecnología disponibles.

Varios de los personajes principales de "Mama Mia" son de la versión del musical de Broadway. Mientras los teatros de Nueva York han tenido dificultades para facturar ganancias con sus pequeños foros, públicos reducidos y poco espacio disponible en la ciudad, la industria de los y su audiencia está creciendo exponencialmente.

Royal Caribbean está construyendo cinco barcos para los próximos años, cada uno con un teatro con escenarios sofisticados y efectos de alta tecnología. Hace algunos años construyeron un pequeño avión que ahora vuela sobre el público en cada función de "FLIGHT: Dare to Dream".

“Los escenarios que tienen en los barcos y la tecnología son mucho mejores de lo que se haya visto en Broadway, incluso hace 10 años”, dijo Greg Graham, quien fue coreógrafo de “Billy Elliot" en Broadway antes de llegar a los cruceros para montar la coreografía de "Hairspray".

Casi 3.000 candidatos se presentaron a las audiciones recientes de "Hairspray" en Nueva York y Londres.

Weir dijo que la operación de casting es enorme, pues reclutan talento de 75 ciudades cada año. Tan sólo el año pasado audicionaron unos 25,000 artistas.

“En mi audición había cientos de chicas... es muy competitivo. Hay tanta gente que quiere hacer esto”, dijo Taryn Borman, una bailarina australiana de 21 años que se presentará en un barco por primera vez en un nuevo espectáculo con acróbatas y contorsionistas. En unas semanas viajará con el elenco a Asia.

El cantante y bailarín Oli Reynolds, de 26 años, terminó un papel estelar en la producción del West End de "Mama Mia" y volvió a Royal Caribbean para repetirlo.

"Creo que todavía hay un estigma sobre actuar en un crucero... Históricamente, muchas líneas de cruceros no le ponían gran atención a las artes escénicas, se trataba más de los destinos”, dijo Reynolds, quien subrayó que esto ha cambiado. “La gente viene del Cirque du Soleil, viene de Las Vegas, de Londres, de Broadway, y para mí es una evolución en mi carrera”.

John Kenrick, historiador de teatro musical y profesor adjunto en la Universidad de Nueva York, dijo que la evolución era inevitable al exigir las audiencias de los cruceros, acostumbradas a ver espectáculos en lugares como Las Vegas y Atlantic City, mejor entretenimiento.

“Definitivamente ha mejorado la oferta. (El teatro en los cruceros) solía ser quizá un poco mejor que el teatro amateur, sólo que con mejores vestuarios”, dijo Kenrick, quien agregó que "definitivamente ha mejorado".

Cada obra de cada barco es ensayada en el edificio de unos 12,300 metros cuadrados (133,000 pies cuadrados), donde los salones literalmente están vivos por la música.

En una sala, bailarines con sombreros negros perfeccionan la coreografía de "All That Jazz". Al otro lado del pasillo, seis cantantes practican armonías para "Once Upon a Time". En un estudio de grabación contiguo las paredes reverberan lo que suena como música para una película de aventura.

En el enorme taller de vestuario, el sonido de una máquina de coser, donde una costurera trabaja en un traje dorado, compite con el de una plancha. Una de las costureras principales está ocupada terminando un vestido de noche blanco con lentejuelas, plumas y pedrería en el corsé. El crucero hace su propio vestuario y debe coordinar pruebas para decenas de obras.

El elenco de cada barco presenta no uno, sino tres espectáculos: un musical estilo Broadway como "Hairspray" o "Grease", un show de baile de salón y uno pop. Las presentaciones son animadas y aptas para toda la familia y buscan atraer a una gran audiencia, nada demasiado sexual o intelectual.

Programar todos los ensayos requiere más precisión que la coreografía. Los nuevos miembros de la compañía llegan, ensayan y zarpan al mar a un ritmo acelerado. Se necesitan exactamente 26 días para entrenar a un nuevo miembro del elenco del musical “Cats”.

Las producciones de teatro típicas rotan a nuevos miembros del elenco periódicamente, pero Royal Caribbean prefiere contratar a los artistas sólo por unos nueve meses. Pasan algunas semanas aprendiendo tres obras desde cero y luego se van al mar. Cuando termina la temporada, la línea de cruceros elige a nuevos artistas y todo vuelve a empezar.

Presentar un espectáculo en alta mar tiene sus propios retos y peculiaridades. Por ejemplo, los actores requieren de fuerza adicional para adaptarse a las aguas agitadas y a los barcos. Y si un atuendo se rompe no hay manera de ir corriendo a una tienda para arreglarlo.

Pero también hay beneficios con los que ninguno de los teatros más legendarios puede competir, desde puertos pintorescos, comida gratis, alojamiento, la oportunidad de interactuar con el público y el sentimiento de comunidad a bordo que no se consigue en ningún otro de los recintos donde los artistas simplemente se presentan y se van a casa cada noche.

"Definitivamente se vuelves más como una familia”, dijo Mya Carpenter, una bailarina de 22 años que se presentó en París antes de unirse a Royal Caribbean. "Llegas a conocer a la gente por dentro y por fuera. Se vuelven tus amigos de por vida”.