El consumo de vino se mantuvo estable en la Unión Europea, con 112 millones de hectolitros, un 48% del total mundial, aunque con importantes variaciones por países. (Foto: Referencial / Pixabay)
El consumo de vino se mantuvo estable en la Unión Europea, con 112 millones de hectolitros, un 48% del total mundial, aunque con importantes variaciones por países. (Foto: Referencial / Pixabay)

El consumo de vino en el mundo cayó en el 2020 un 3%, mucho menos de lo que temía la Organización de la Viña y el Vino (OIV) en los primeros meses de la crisis causada por la pandemia, pero el descenso fue de 10% en valor.

“El efecto de la pandemia fue impactante al principio, como un terremoto, y se ha soslayado en el segundo semestre del 2020. Veremos lo que ocurre en el 2021, año en el que se pueden producir algunas réplicas del temblor inicial”, explicó Pau Roca, el director general de la OIV.

Roca, que presentó las principales cifras del sector mundial durante el pasado ejercicio, explicó que las caídas de precios han sido generalizadas en todos los países, pero puntualizó que “no estamos en estado de alarma” y dado que se espera este año una menor cosecha no cree que los precios disminuyan más.

Además, consideró que se puede establecer un paralelismo entre lo que ocurrió tras la crisis financiera del 2008-2009, con la recuperación que llegó a continuación, y la actual situación.

“El segundo semestre del 2020 no estuvo tan mal, comparado con el primero. Hay elementos para pensar que nos recuperaremos bastante rápidamente. Las posibilidades de recuperación son mejores que las del 2009”, recalcó.

El consumo de vino se mantuvo estable en la Unión Europea, con 112 millones de hectolitros, un 48% del total mundial, aunque con importantes variaciones por países.

Así por ejemplo, hubo un retroceso de 6.8% en España (a 9.6 millones de hectolitros), mientras subió un 7.5% en Italia (a 24.5 millones) y permaneció casi sin cambios en Alemania (+0,2 % a 19.8 millones) y en Francia (0% a 24.7 millones).

Fuera de la UE, tampoco hubo movimientos en Estados Unidos, el primer mercado mundial (0% con 33 millones de hectolitros), al tiempo que avanzó 2.2% en el Reino Unido, que se colocó en quinta posición al superar a China que, por su parte, sufrió un hundimiento de 17% (a 12.4 millones).

Roca recordó que el consumo en China lleva cuatro años seguidos disminuyendo “por una combinación de elementos”, entre los que citó la desaceleración económica y el hecho de que el vino no está muy asentado entre las bebidas alcohólicas consumidas en el gigante asiático, ya que solo representa un 3%.

“Las perspectivas (para China) se inflaron para un mercado que parecía ir muy bien”, reconoció el director general de la OIV, que en cualquier caso insistió en que Asia ofrece un gran potencial para la diversificación geográfica que a su juicio tiene que llevar a cabo el sector vitivinícola para disminuir los riesgos.

El comercio internacional, en contra también de lo que se hubiera podido esperar en un contexto de pandemia, se contrajo de forma muy moderada en el 2020 (-1.7% a 105.8 millones de hectolitros), aunque en valor el retroceso fue más pronunciado (-6.7% a 29,600 millones de euros).

Entre los principales países exportadores, todos disminuyeron sus ingresos, en particular Francia (-10,8% a 8,736 millones de euros). Esa baja fue menos marcada para Italia (-2.4% a 6,233 millones), España (-3.4% a 2,626 millones), Australia (-2.3% a 1,787 millones) y Chile (-7.1% a 1,595 millones).

La producción mundial en el 2020 progresó muy ligeramente (1%) hasta 260 millones de hectolitros, algo por debajo de la media de los últimos años.

Por regiones, la Unión Europea tuvo un fuerte incremento de 8% hasta 165 millones de hectolitros, sobre todo por el tirón de dos de los grandes países vinícolas, Francia y España, gracias a unas condiciones meteorológicas muy favorables.

En el caso de Francia, el alza fue de 11% a 46.6 millones de hectolitros y en el de España del 21% a 40.7 millones. Italia, que se mantuvo como el primer país en términos de producción, creció más moderadamente (3% a 49.1 millones de hectolitros).

Todo eso pese a las regulaciones europeas, nacionales y de asociaciones de viticultores para evitar inundar el mercado en un contexto de crisis en que se temía que se hundiera el consumo.

En el otro extremo, por unas condiciones climáticas desfavorables, en Sudamérica hubo una caída de la producción en Chile (-13% a 10.3 millones de hectolitros) y sobre todo en Argentina (-17% a 10.8 millones).

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