Figuras. García Márquez y Saramago son dos de las personalidades que pasaron por el Congreso. (Getty Images)
Figuras. García Márquez y Saramago son dos de las personalidades que pasaron por el Congreso. (Getty Images)

Cuando una iniciativa sale de boca de un Nobel, esta suele adoptarse, acto seguido, con un tono reflexivo y convertirse en un tema ineludible.

La reciente propuesta de Mario Vargas Llosa para que Arequipa acoja en el 2022 el Congreso Internacional de Lengua Española (CILE), el reputado foro trianual de reflexión en torno a este idioma en el que se colocan en el debate los retos de la lengua, no estaría desamparada. ¿Qué se requeriría para concretarla?

Organización

Si bien se trata de una propuesta interesante, para que se haga efectiva debe atravesar un proceso cuyo punto de partida dependerá de la Academia Peruana de la Lengua.

Su presidente, Marco Martos Carrera, lo confirmó para anunciar, en conversación con Gestión, su compromiso para formalizar el proceso, aunque recordó que el Perú fue seis años atrás propuesto como sede para la edición 2016, intención que se estancó en el Consejo de Ministros dada la inversión que suponía.

“La intervención del Nobel vuelve a poner sobre la mesa la probabilidad. Nosotros nos vamos a poner en contacto con Mario Vargas Llosa para coordinar con él los pasos necesarios, para que el Gobierno decida que sí es un gasto pero de enormes consecuencias culturales”.

Tal como explica Agustín Panizo, director de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura, es la Academia la institución que “tendría que hacer suya la propuesta e impulsarla, teniendo como canal directo al Ministerio de Educación. Ya con esto las demás autoridades procederían a nivel país”. La solicitud, estima, debiera presentarse de cara al siguiente CILE, que se hará en marzo del 2019 en Córdoba (Argentina) y que tendrá justamente como invitado de honor al autor peruano.

Coincide Ángela Delgado, directora de Desarrollo de Hay Festival Arequipa, quien afirma que se hace imprescindible contar con la voluntad política de las instituciones gubernamentales en todos los niveles”.

Puntos de discusión

Para Martos Carrera, el CILE supondría una oportunidad para mostrarnos como un país donde conviven un total de 48 lenguas. Frente a esto, Panizo señala que la celebración de un evento de tal magnitud serviría para trabajar en la equiparación de la importancia de las distintas lenguas que se hablan en el Perú.

“Sería una buena ocasión para promover ideas de respeto a la diversidad, valoración de nuestra riqueza y el combate a la discriminación lingüística”.

Añadió que el CILE también sería una oportunidad para conversar sobre las lenguas originarias, el valor de las variedades del español y, ante todo, serviría para poner en el centro del debate la importancia de combatir el “bilingüismo sustractivo”.

Esto es, aquello que conduce a ciertos hablantes a abandonar sus lenguas originarias o ancestrales para acoger únicamente al castellano dada su presencia dominante. Martos complementa que la eventualidad de contar con el ­CILE en el Perú no solo pondría en un escaparate la variedad de lenguas que se hablan en nuestro país sino también sus literaturas.

Asimismo, precisa que, de hacerse en Arequipa, aumentaría la probabilidad de agendar en paralelo programas en ciudades como Lima y Cusco, dinamizando el turismo cultural.

EN CORTO

Asistencia. A más de 130 asciende la cantidad de personalidades que suele hacerse presente. Su organización está a cargo del Instituto Cervantes (bajo el patrocinio de los reyes de España), la Real Academia Española, la Asociación de Academias de Lengua Española, y el país anfitrión.