(Foto: AP)
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La familia real británica, que estudia los futuros papeles del príncipe Enrique y su esposa, Meghan, podría mirar a para buscar ejemplos de cómo han intentado príncipes y princesas, con diferentes resultados, labrarse carreras lejos de la pompa y circunstancia de sus obligaciones tradicionales.

Aunque muchos miembros de las familias reales europeas tienen carreras profesionales, algunas de sus experiencias albergan una lección para Enrique y Meghan mientras intentan alejarse de la Casa de Windsor y entrar en el sector privado: No intenten aprovechar sus conexiones reales.

Holanda

El rey Guillermo Alejandro de Holanda tiene un empleo a tiempo completo como monarca, pero aun así encuentra tiempo para pilotar vuelos de pasajeros de KLM y acumular suficientes horas de vuelo en cabina para conservar su licencia de piloto.

Su esposa, Máxima, argentina por nacimiento, tiene muchos compromisos reales, pero también sirve como asesora especial del secretario general de Naciones Unidas para Desarrollo y Financiación Inclusiva, fomentando los microcréditos y otras iniciativas en todo el mundo.

Pero incluso la estable familia real holandesa ha tenido turbulencias en el pasado por sus negocios. El fallecido abuelo de Guillermo Alejandro, el príncipe Bernardo, renunció a sus tareas públicas por su supuesto papel en un escándalo de sobornos asociado al fabricante de aviones Lockheed.

El ex vicepresidente de Lockheed A. Carl Kotchian dijo en una vista ante el Senado estadounidense en 1976 que Bernhard había recibido dinero a principios de la década de 1960 para promocionar las ventas de la firma en Holanda.

Una comisión del gobierno holandés concluyó que el príncipe había solicitado pagos de entre US$ 4 millones y US$ 6 millones, pero no encontró pruebas concluyentes de que hubiera recibido el dinero, salvo por US$ 100,000 que Bernardo reconoció y dijo haber repartido como “regalos de Navidad”.

Bélgica

El príncipe Lorenzo, hermano del rey Felipe de Bélgica, ha tenido problemas durante años con las tareas y obligaciones asociadas a su asignación financiada por los contribuyentes.

En una emotiva carta en el 2018, Laurent escribió que desde su juventud “mi existencia fue al servicio de mi hermano, mi familia y el estado. No podía trabajar como quisiera o desarrollar proyectos que me habrían dado algo de independencia”.

La carta no impidió que la Cámara belga de Representantes redujera su asignación anual de unos 300,000 euros en 46,000 euros, después de que Lorenzo asistiera con uniforme militar a un acto diplomático chino sin consentimiento del gobierno.

Noruega

La princesa Marta Luisa, la mayor de los hijos del rey Harald y cuarta en la línea de sucesión al trono, renunció a la parte de “alteza real” en su título en el 2002, cuando se casó con el escritor noruego Ari Behn.

Marta renunció al título alegando que quería tener la libertad de desarrollar intereses privados, como gestionar un negocio cultural y de arte o aparecer en televisión y teatro.

Tras su divorcio después de 14 años de matrimonio, ella y su novio estadounidense, Durek Verrett, organizaron una serie de seminarios llamados “La princesa y el chamán”. Sin embargo, tras duras críticas, Marta se disculpó e indicó que eliminaría su título real de futuros proyectos profesionales.

Suecia

Cuando Christopher O’Neill, un británico-estadounidense, se casó en el 2013 con la princesa Magdalena, renunció a obtener un título real para poder seguir trabajando en finanzas.

Magdalena, la menor de los tres hijos del rey Carlos XVI Gustavo de Suecia y la reina Silvia, y cuarta en la línea de sucesión, ejerce tareas como miembro de la familia real y trabaja con fundaciones sin fines de lucro.

Su esposo aparece junto con la familia real en ocasiones importantes. La pareja y sus tres hijos, todos con títulos reales y en la línea de sucesión al trono, se han mudado a Florida.

España

Los miembros de la familia real española ostentan muchos puestos honorarios, pero solo se conocía actividad en el sector privado a la infanta Cristina y su esposo, ahora encarcelado.

Cristina ha trabajado para la fundación del banco español Caixa y el fondo Aga Khan. Pero su esposo, Iñaki Urdangarin, cuñado del rey Felipe VI, fue condenado en el 2016 por utilizar una fundación sin fines de lucro que codirigía para malversar unos 6 millones de euros de fondos públicos.

Un tribunal concluyó que Urdangarin y su socio aprovecharon la posición privilegiada del entonces duque para obtener contratos públicos relacionados con eventos deportivos. Mientras se desarrollaba el juicio, Cristina y Urdangarin fueron destituidos como miembros oficiales de la familia real.

Cristina fue absuelta de responsabilidad penal, pero su declaración ante el tribunal fue una escena inédita para la familia inmediata del entonces rey Juan Carlos I.

El caso también dañó gravemente la imagen del rey, que en el pasado fue una de las figuras más respetadas en España, y erosionó la opinión de los españoles para su familia real, especialmente dado que las pesquisas coincidieron con una grave crisis económica que aumentó la brecha entre ricos y pobres.

Gran Bretaña

Más cerca de Enrique y Meghan, varios miembros de la familia real británica han intentado tener carreras profesionales con diversos niveles de éxito. El príncipe Eduardo, el hijo menor de la reina Isabel II, lanzó en 1993 una productora de televisión llamada Ardent que cerró en el 2011 tras años de resultados mediocres. Muchas de sus películas trataban sobre la familia real y su historia.

Su esposa, Sofía, intentó mantener en marcha su compañía de relaciones públicas tras casarse con Eduardo en 1999, pero dos años más tarde se vio avergonzada por un reportero infiltrado que fingió ser un jeque adinerado interesado en hacer negocios con la firma. En respuesta, Sofía insinuó que el cliente potencial tendría más publicidad porque ella pertenecía a la familia real.

En los últimos años, Eduardo y Sofía se han centrado en sus papeles como miembros de la familia real en lugar de en iniciativas privadas.