Filosofía. “Si alguien me dice que no se puede hacer, le respondo ¿dónde dice eso?”, comenta el gerente general de Asics. (Foto: Diana Chávez /GEC)
Filosofía. “Si alguien me dice que no se puede hacer, le respondo ¿dónde dice eso?”, comenta el gerente general de Asics. (Foto: Diana Chávez /GEC)

Ser disruptivo, así como romper el ‘statu quo’ del jefe tradicional, es lo que caracterizaría el estilo de liderazgo del gerente general de la marca deportiva Asics, Christian Arévalo.

A los 28 años se convirtió en el creador del ‘pañal’ para espárragos, un creativo sistema de empaquetado para garantizar la exportación del vegetal. Ahora, a sus 42, recuerda que esa experiencia lo catapultó como alguien que piensa fuera de la caja.

¿Por qué cree que su jefe confió en dar rienda a ese proyecto?
Creo que quería ser como yo. En el fondo sentía que le hubiera gustado tener esa creatividad y disrupción. Él tenía el networking y por eso me empujó a hacerlo.

¿Qué nuevo reto enfrentó luego?
Un headhunter y me pidió que decida si seguir siendo cola de león o cabeza de ratón. Una compañía americana iba a montar una oficina en el Perú y querían que la encabece.

¿Qué les respondió?
Que nunca había visto finanzas ni recursos humanos. Me dijeron que haría una maestría en vivo. Así, fui el primer country manager de esa empresa. Se trató de romper el ‘statu quo’. Yo mismo tenía que ir a Digemid para pedir incluso los permisos para los cosméticos de la marca.

¿Por qué decidió después mudarse al mundo del retail?
Los anteriores trabajos me ayudaron a pensar estratégicamente, pero tengo una velocidad innata y eso me hacía sentir la necesidad de estar inmerso en la venta diaria.

¿Siempre conviene ir rápido en los negocios?
La agilidad es una de mis fortalezas, pero creo que cuando no está bien consensuada o interiorizada en el equipo puede haber frustraciones. Para evitar eso es clave establecer las reglas de juego. Que sean pocas, pero claras.

¿Cuál ha sido el último error que ha cometido por ir rápido?
Por cerrar un negocio acepté una modalidad de envío de mercadería en la cual despachábamos rápido desde planta, pero perdíamos control de lo que pasaba luego. Eso se fue a otro destino. Fue un error de ímpetu.

¿Cuál es la frase con la cual más se identifica?
A veces digo que me funciona el sentido común, pero el sentido propio lo puedo perder.

Entonces, ¿cuál ha sido su receta para ser un mejor líder?
Mostrarme honesto me ha funcionado. Me he vuelto más vulnerable del tiempo del operante. Reconozco mucho más que tengo fallas, momentos de quiebre, que no soy perfecto y me gusta transmitirlo a mi equipo.

¿Y respecto a la velocidad?
Es lo tercero, no perderla, pero sí saber controlarla. Y Asics me está ayudando. No quieren que vaya tan rápido, quieren que llegue lejos.

¿Cómo enfrenta los malos momentos laborales?
Hago algo que requiera que esté enfocado: agarro la moto y me vuelvo más consciente con ella; si me distraigo al manejar, me puedo matar. Esa hora de mantenerme concentrado en el paseo hace que se disipe el problema. También agarro el piano para practicar técnica y no lo suelto en al menos una hora.

¿Va a algún club de motociclistas?
No, soy más solitario. No tengo nada en contra de los clubes, pero siento que hay una competencia por quién tiene la mejor moto, quién va más rápido. Eso no me gusta porque mi vida está de por medio.

Pero le gusta la velocidad...
Me gustan el riesgo y la adrenalina siempre que yo sea quien los maneje. Por eso, no me gusta la montaña rusa, por ejemplo.

¿Se reconoce en la expresión: “lanzarse sin paracaídas”?
Trato de hacerlo en los negocios. Pero una de las consecuencias de ir rápido es que los imprevistos te pegan fuerte.

¿Cuál ha sido la crítica más dura que ha recibido?
Debía decidir una estrategia comercial y el líder regional se había ido de vacaciones. Escribí a la encargada de América para preguntarle si procedía o no.

¿Se le cuestionó por eso?
A las tres semanas me llamó recursos humanos para decirme: “Eres una persona que no respeta las jerarquías, tenías que haber esperado al jefe, no puedes saltarlo”.

¿Fue un momento incómodo?
En una reunión me dijeron: “Somos una compañía bien vertical”. Me di cuenta que en esa compañía de lujo, la gente es superesnob. Y yo era más como la secretaria de la película “El diablo viste a la moda”.

EL DATO

Prejuicios. Arévalo comenta que varias veces se ha sentido cuestionado por su origen. “No entiendo cómo hablas tan bien el inglés si eres de colegio de provincia, compites con gente del Markham”, le dijeron en una entrevista de trabajo. “Es clasismo. Pero me hizo ver qué tan lejos había llegado”, sostiene.

Hoja de vida


Nombre: Christian Arévalo.
Cargo: Gerente general de Asics.
Educación: Administración en la Universidad de San Martín de Porres y posgrado en Marketing en la UPC.

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