Chris Larsen
Chris Larsen

Dentro del universo de las criptomonedas, en donde se pueden amasar fortunas de miles de millones de la noche a la mañana, la velocidad lo es todo. Ello aunque también se trate de un mercado tremendamente volátil.

Así, en un entorno donde solo un reducido grupo de los que incursionaron desde 2009 en este modelo ostenta la mayor parte de la riqueza, Chris Larsen, un veterano ejecutivo de tecnología conocido por cofundar aplicaciones fintech, se ha convertido en el hombre con mayor fortuna en el mundo de las monedas virtuales.

Su riqueza hoy está valuada entre los US$ 7,500 y US$ 8,000 millones. Pues Forbes, responsable de este primer ranking de visionarios que han conseguido hacerse ricos con divisas virtuales, ofrece las estimaciones del patrimonio en rangos “dada la opacidad e hipervolatilidad de las criptomonedas”.

No en vano hace pocas semanas el empresario estadounidense se convirtió –aunque de manera fugaz, pues solo fue por un día– en la quinta persona más adinerada del orbe luego de que su fortuna ascendiera de pronto a unos US$ 59,000 millones el pasado 4 de enero.

Catapulta que respondió al aumento en el valor de la criptomoneda Ripple (y su unidad de cambio, conocida como XRP) de la cual Larsen es cofundador: solo en 2017 el valor del XRP saltó de los US$ 0.006 a US$ 2.30 (un aumento de 38,000%), pero dado a que más tarde su costo alcanzó los US$ 3,84 el patrimonio del empresario se disparó al punto de posicionarse por delante del de Mark Zuckerberg.

Y es que, según Coin Market Cap, que mide la capitalización de mercado de las criptomonedas, Chris Larsen no solo tiene 5,190 millones de XRP a su nombre sino que también es dueño de un 17% de la compañía Ripple.

Desafortunadamente para el hombre de negocios el valor de su criptomoneda hoy ha caído hasta los US$ 1.10 y, con ello, su posición en el ranking general de Forbes. Un panorama que aun así no le ha impedido liderar una nómina en que figuran en exclusiva personas que han participado en la fundación de divisas digitales o llevan involucradas en ellas varios años.

Rico hasta ahora invisible
Este criptomillonario (como denomina Forbes a los empresarios que amasan fortuna a costa de las criptomonedas) ostenta una amplia experiencia en el arte de crear riqueza dentro de la virtualidad: hasta 2005 fue director ejecutivo de dos plataformas digitales de préstamos, pero no fue hasta 2012 que se asoció con el programador Jed McCaleb para crear Ripple.

Según BBC Mundo, desde sus pininos, la firma se enfocó principalmente a transferir dinero entre países utilizando la tecnología blockchain. Gracias a lo cual cerca de 100 entidades bancarias como Back of America, American Express y Santander ya han conseguido usar su sistema de pagos.

Su popularidad no es gratuita: Ripple ha buscado posicionarse como una alternativa segura frente a otras al estar respaldada por instituciones financieras. Además, tal como señala una publicación de Technology Review, las XRP gozan de una ventaja: permiten hacer transferencias entre bancos y personas de manera más rápida y barata en un entorno en que la volatilidad arrecia.

Según sites especializados, Larsen busca “que se realicen transacciones casi instantáneamente” con la reducción del lapso de espera de “días a segundos”.

El sitio web de Ripple asegura que la moneda XRP tiene un tiempo de liquidación de cuatro segundos, en comparación con más de dos minutos para ethereum y más de una hora para bitcoin. Esto, aunado a su creciente adopción de lado de empresas de tarjetas de crédito en países como Corea del Sur y Japón, habría propiciado el incremento de su valor.

Hasta el cierre de esta edición Ripple, que a inicios de año superó a Ethereum (segunda más popular después de bitcoin), le sigue los pasos a ambas criptomonedas en términos de capitalización de mercado.
Sin embargo, una cosa sí está muy clara: las enormes oscilaciones en el valor de Ripple, Bitcoin y otras criptomonedas significan que no hay garantía de que cualquiera de las personas que figuran en el listado de Forbes vuelvan a aparecer en el siguiente.