Hoy se sabe que nuestros esqueletos son sorprendentemente maleables.

Si bien el esqueleto de cada persona se desarrolla acorde a instrucciones generales en su ADN, puede cambiar según las presiones que cada individuo enfrenta en su vida.

Esta constatación ha llevado a una disciplina llamada “osteobiografía”, literalmente “biografía de los huesos”, que permite examinar un esqueleto para descifrar cómo vivió su dueño.

Y estudios recientes parecen no dejar duda de que la vida moderna está teniendo un impacto en nuestros huesos.

Los ejemplos abundan, desde la aparición de un abultamiento en la base del cráneo, al descubrimiento de que nuestras mandíbulas se están achicando o que los codos de los jóvenes alemanes se están volviendo más pequeños.

Celulares y cráneo moderno

Es así que, según la ciencia, nuestro estilo de vida puede verse reflejado en nuestros esqueletos. Un signo de ello, producto del uso continuo de , es un abultamiento en punta llamado “protuberancia occipital externa”, que está en la parte posterior del cráneo, justo arriba del cuello.

Hasta hace poco se pensaba que esta protuberancia era muy poco común.

David Shahar, investigador de la Universidad Shunshine Coast en Australia, analizó más de mil radiografías de cráneos de personas entre 18 y 86 años, y registró los problemas de postura de cada una de esas personas. De hecho, el abultamiento era mucho más común en el grupo entre 18 y 30 años.

Shahar cree que la presencia creciente de la protuberancia se debe a la tecnología, particularmente a nuestra obsesión con los celulares y tabletas.

Cuello de texto

Cuando inclinamos la cabeza para ver algo en esos dispositivos, doblamos el cuello y el cráneo va hacia adelante. Esto es problemático: una cabeza humana promedio pesa 4,5 kilos, más o menos como una sandía grande.

Cuando estamos sentados erguidos, la cabeza está en equilibrio sobre la parte superior de nuestra espina vertebral. Pero, cuando nos inclinamos hacia el celular, nuestros cuellos deben hacer un esfuerzo inusual. Los médicos llaman al dolor asociado a este esfuerzo “cuello de texto”.

Shahar cree que la protuberancia se forma porque la postura curva crea una presión extra donde los músculos del cuello se unen al cráneo. Por tanto, el cuerpo responde creando una nueva capa de hueso, que ayuda al cráneo a enfrentar esta presión extra y a distribuir el peso.

Los abultamientos mayores median unos 30 mm. Claro que la mala postura no fue inventada en este siglo. ¿Por qué entonces nuestros antepasados no desarrollaron una protuberancia en su cráneo cuando se encorvaban para leer libros?

Una posible explicación es que pasamos mucho más tiempo inclinados con nuestros

En 1973 los estadounidenses leían un promedio de dos horas al día. Pero actualmente pasamos al menos el doble de ese tiempo con nuestros teléfonos.

Codos más pequeños

Shahar cree que es probable que las protuberancias modernas jamás desaparezcan. Y su tamaño seguirá aumentando. El investigador cree que no serán dañinas en sí mismas. Pero sí podría haber problemas con otras formas en las que el cuerpo compensa nuestra postura encorvada.

En Alemania, por ejemplo, hubo otro descubrimiento sorprendente: nuestros codos se están achicando. Christiane Scheffler, antropóloga de la Universidad de Potsdam, concluyó que los esqueletos de los niños se están volviendo más frágiles.

Una explicación posible es que la actual generación es mucho más sedentaria. Los científicos encontraron una fuerte correlación entre lo robustos que eran los esqueletos de los niños y lo que caminaban por día.

De hecho, caminar es el único tipo de ejercicio que impactaba en el tamaño de los codos.Y algo similar puede ocurrir en el caso de los adultos.

¿Qué pensarán los arqueólogos del futuro cuando examinen nuestros esqueletos desde sus naves espaciales?

otrosí digo

Detección. Para comprobar si usted tiene un abultamiento en el lado posterior de la cabeza, puede palparlo sin dificultad con sus dedos; si no tiene cabello, es probable que sea incluso visible. Otro cambio estaría incluso en nuestras mandíbulas. Hoy en día estas serían más pequeñas: la diferencia está en cuánto masticamos mientras crecemos. Las dietas poco saludables tendrían relación con estas nuevas modificaciones.

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