Hay profesiones que se ejercen sin querer. Primero por diversión y luego por satisfacción. Es el caso de Carlos Andrés Luna, quien se formó como periodista y terminó inmerso en la organización de las megabodas de Lima y en pomposos eventos corporativos.

Todo comenzó hace más de diez años, cuando montó un conversatorio relacionado a política junto a sus compañeros de la universidad.

"Recuerdo que le pedí a Fernando de Szyszlo que me prestara un par de cuadros para decorar. Armamos todo con telas y fotos".

Al egresar, paralelamente a su trabajo como comunicador, Luna organizó las fiestas y los eventos de la revista en la que trabajaba.

Poco después, Efraín Salas, impulsador de la industria de la moda en el Perú, lo llamó para organizar conjuntamente el LIF Week.

Ya en el 2010, aproximadamente, las exigencias de la organización de eventos terminaron ocupando el 100% de su tiempo. Se alejó del periodismo, pero trasladó a sus nuevas funciones todo lo aprendido.

"Yo sé qué es un titular y cómo se arma, y eso lo aplico a los eventos. Cuando armo uno lo enfoco desde lo que el cliente quiere comunicar y cómo lo quiere comunicar".

La experienciaLuna ha organizado todo tipo de bodas con presupuestos que van desde los US$ 300,000 hasta el medio millón de dólares. Pero su regla es básica: procura no organizar más de un evento a la vez.

Además, reconoce que armar los detalles de una boda es más complejo que una fiesta corporativa, pues esta sí cuenta con parámetros.

"Con las novias hay un proceso sicológico para descubrir qué quieren, pues muchas de ellas cambian de opinión todo el tiempo".

En cambio, comenta que las opiniones del novio son concisas y precisas: normalmente giran en torno a los cocteles que se ofrecerán, la barra de tragos y la pista de baile.

La boda del añoCon una ganancia de 10% por presupuesto para él y su equipo, Luna organiza cuatro eventos al mes.

Cuenta que una de las bodas más particulares a su cargo se basó en "Alicia en el país de las maravillas".

"Tuvimos dos meses para armarla. Pusimos un camino de hongos gigantes, colores del 'Circo del Sol', caballos de madera que colgaban de los árboles y plantas que aparentaban ser carnívoras".

Otra destacada fue la boda de Claudia Ortiz de Zevallos, ex-Miss Perú. Pero, sin duda, la mediática fue la de Magaly Medina, a la que asistieron 500 invitados.

Para que todo luzca a la perfección, requirieron seis meses. Y aunque Luna mantiene en reserva el presupuesto, revela que el evento se inspiró en las estaciones.

"Se mostró una escena invernal cuando llegaron los invitados, una de otoño al llegar los testigos y damas de honor, primavera con el novio y verano con la novia. Además, tocaron tres bandas y se incluyeron muchas flores".