Se asoman mejores vientos para Buenos Aires. Gracias a su política ecológica, la capital argentina ha prohibido la distribución de en supermercados y autoservicios. En otras palabras, los porteños deberán hacer sus compras con sus propias bolsas o canastas.

La disposición se aprobó hace cuatro meses por el gobierno de Buenos Aires, y recién entrará en vigencia. El objetivo es meramente ecológico: reducir la polución por las , que demoran tanto tiempo en descomponerse.

Sin embargo, y como toda medida, esta también encuentra detractores. La Asociación de Supermercados Unidos (ASU) defiende su derecho a la comercialización de la bolsa y asegura que "es un servicio indispensable, y con esta medida se perjudica sobre todo a la gran cantidad de población flotante que llega todos los días a la ciudad, que pasa entre ocho y diez horas de su jornada y hace sus compras diarias en los comercios porteños".

Por fortuna el dictamen ya fue tomado y el lo proclama bastante contento. "Es una gran noticia para los vecinos para el medio ambiente. Principalmente, porque muchas veces las bolsas terminan tapando los sumideros y afectando a la flora y la fauna acuáticas.

"Un tercio de los residuos recolectados durante la limpieza de los arroyos entubados son bolsas plásticas, que en los túneles pluviales aliviadores suelen formar diques que perjudican el desagote del agua. La situación se vuelve crítica cuando llueve, porque provoca anegamientos", sostuvo Eduardo Macchiavelli, ministro porteño de Ambiente y Espacio Público, al diario La Nación.

En la nación albiceleste, sin embargo, Buenos Aires no es la pionera en prohibir el uso de . Provincias como Neuquén, Río Negro y Chubut ya habían adoptado esta medida anteriormente.

En el resto del mundo, países como Irlanda, Inglaterra o Alemania cobran por el uso de , lo cual ha disminuido su consumo. Y en la Ciudad de México y algunos estados de Australia y de Estados Unidos se ha prohibido su uso en comercios.