Yolanda Torriani, presidenta de la CCL. (Foto: USI/Manuel Melgar)
Yolanda Torriani, presidenta de la CCL. (Foto: USI/Manuel Melgar)

La vida laboral de Yolanda Torriani del Castillo empezó a temprana edad y, de manera casual, en una ajustadora de seguros, que años después se convirtió en su empresa.

- ¿Qué es lo que más recuerda de su primer trabajo?
Al cumplir los 15 años, mi padre me dio a escoger entre una fiesta o un viaje a Nueva York, elegí lo último. Estuve tres meses y, al retornar, una amiga de la familia, por parte de mi madre, me dijo si quería ir a reemplazar a una joven que salía de vacaciones. Requerían de alguien que hablase inglés. Entré el 15 de noviembre de 1970 y nunca más salí (de la firma W. Moller).

- ¿Qué hacía en la empresa?
Como en la tarde no había mucho que hacer, los inspectores pasaban la información y yo por iniciativa la procesaba. El entonces gerente de la empresa (al percatarse de que hacía bien el trabajo) me dio un escritorio, un teléfono y empecé a liquidar.

- ¿Cómo se preparó para asumir nuevo retos en la empresa?
Llevé algunos cursos, luego me inscribí en la escuela de seguros y salí con el título de administradora.

- ¿Nunca pensó en migrar a otra empresa?
Cuando me iba a casar, presenté mi carta de renuncia y me dijeron que no me vaya. Luego, el dinero que me regaló mi padre para el matrimonio lo invertí en comprar acciones de la empresa. Después contraté al jefe que se encargaría de hacer las cosas que yo no sabía, después fui a estudiar a Estados Unidos, Argentina y Colombia.

- El sector de seguros era liderado por hombres. ¿Fue difícil hacerse un espacio?
No. Si no, no habría recibido ese apoyo. (Lo dice en referencia a sus primeros jefes). Me llamaban y en los directorios me hacían sentarme en la primera fila. Además, me fui desarrollando profesionalmente y aprendí mucho.

- ¿No ha sido discriminada?
Diría que no se sido discriminada en el mundo de los seguros, pero también debo advertir que he sido muy perseverante y atrevida, pues reclamaba si me quitaban un caso por ser mujer.

¿Siempre ha trabajado en temas relacionados con empoderar a la mujer?
Me gusta ver todo lo relacionado con la mujer. Desde la CCL, siempre hemos trabajado sobre este tema.

¿Y cómo se definiría?
Soy audaz, perseverante. Lo que me propongo lo consigo y si no, mañana lo intentaré.

¿Ha abierto algunos caminos?
Fui la primera mujer en entrar al programa de la Alta Dirección de la Universidad de Piura.

¿Cuál fue uno de los momentos más difíciles que tuvo que enfrentar a nivel laboral?
En el primer fenómeno de El Niño, no había aviones que ingresaran a Trujillo y Tumbes. Luego nos proporcionaron una avioneta. Ingresábamos a las langostineras y el barro llegaba hasta las rodillas. Pero había gente de primera (que nos apoyó).

Usted enseñó seguros...
Empecé haciendo unos seminarios a los que iban 300 personas, hasta ahora no hay un ajustador que haya hecho seminarios así con el apoyo de todas las empresas de seguros. He enseñado en universidades, institutos. He tenido más de 5,000 alumnos. Hace dos años, tuve que dejar de enseñar por mis nuevas actividades.

Cómo logra alejarse de lo laboral, ¿cuáles son sus hobbies?
Viajar. Además, esta profesión de ajustar seguros me ha servido para conocer todo el Perú. Tengo amigos en todas partes. Creo que son pocas las ciudades que no conozco.

¿Sabe, entonces, desconectarse del trabajo?
Yo me relajo. Vivo mi vida, me gusta mi jardín, tengo árboles frutales. También me gusta la costura, antes me cosía mi ropa. Ayudo también a mucha gente y por eso creo que Dios me ha dado la oportunidad de estar aquí.

¿Cómo aplica lo aprendido en la jardinería en su trabajo?
Dentro de mi casa hay dos macetas de eucharis y les doy besos, las macetas tendrán más de 10 años y se mantienen preciosas. Primero que nada valoro mucho a mi personal, los capacitamos todo el tiempo. Todo mi personal es alegre en su trabajo.

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