André Agurto
El escritor Alonso Cueto afirma que en los últimos meses se encuentra enfocado en finalizar una nueva novela. “Lo más importante para un escritor es tener tiempo para poder dedicarse a la soledad, al silencio, a la concentración”, explica sobre el libro que publicará el próximo año y cuyo título será “Otras caricias”.
Conversamos con él sobre este tema y sobre su presencia en las plataformas digitales, donde hace poco estrenó una página web, un canal de YouTube y una cuenta de Patreon.
¿De qué trata la nueva novela?
Es la historia de un cantante de valses, un hombre de 60 años que enseña literatura en un colegio y durante los fines de semana va a cantar a una peña. Es un viudo, un personaje solitario, pero que vive todas las idealizaciones y sublimaciones que trae el vals criollo. Un día ve entre el público a una chica mucho más joven que captura su atención, la conoce y a partir de ahí la historia avanza.
¿Es usted un aficionado a ese género?
Sí, bastante. Veo todos los fines de semana “Una y mil voces”, que es un gran programa y hay mucha gente joven que ha vuelto a este género. El vals criollo nos da algo que no nos da otro género.
¿Por qué?
Ofrece una mirada del mundo, una versión de la vida, que no ofrecen ni el reguetón, ni la salsa, ni el rock, ni la cumbia. Existe, es parte de nuestra forma universal de ser.
Pocos personajes en la ficción exploran en ese género. Zavalita, en “Conversación en la Catedral”, lanza una crítica a los valses.
Zavalita comenta que hay un vals que dice “limeña que tienes alma de tradición”. Pero a Mario Vargas Llosa le gustan mucho los valses. Su intérprete preferida es Cecilia Barraza. Así que no se refería a todos los valses.
Cambiamos de tema. Ha estrenado página web, canal de YouTube. ¿La pandemia lo motivó a aumentar su presencia digital?
Ha sido una idea de mi hijo que está más al tanto de todo el lenguaje digital. Creo que desde antes, pero sobre todo ahora, el nuevo espacio colectivo es el mundo virtual. El espacio virtual es la nueva plaza pública. Nos hemos replegado desde el punto de vista físico, pero podemos desplegarnos desde el punto de vista virtual.
¿Cómo se lleva con la tecnología?
Necesito de ayuda. No soy un nativo digital, soy un analfabeto digital, pero trato de aprender. Me siento algo avergonzado a veces con la rapidez con la que la gente joven puede manejar ese lenguaje.
Hay varias cosas a favor con las redes sociales. ¿Qué crítica hace de ellas?
Creo que hay un peligro. Ese lenguaje nos puede llevar a la ilusión de la fugacidad, de lo efímero. Tenemos que usarlo, pero después de una reflexión sobre los temas que nos interesan. No apretando alegremente los botones, sino pensando mucho antes de poner una expresión. Lo más importante es tener una buena formación educativa y académica y a la vez ser capaz de aprovechar las facilidades del lenguaje digital.
¿Qué potencial tiene la literatura o en general la cultura?
Hoy se puede escuchar un concierto de la Filarmónica de Berlín o ver un concierto de Pérez Prado gracias a YouTube. Hay una tremenda galería virtual donde está representado el universo. Cuando Borges escribe “El Aleph” y habla de todas las visiones que tiene, todo eso es ahora el mundo digital. Es un espacio minúsculo en tu casa donde está concentrado el universo. Borges fue un precursor del universo digital.
Por el contrario, ¿qué desventajas le ve?
El problema es que perdemos el sentido ritual de la cultura. Antes uno iba a un concierto, apagaba las luces y no tenías que pensar en nada más. Igual en un cine o en un teatro. Ahora todo es desde casa. Suena el teléfono, el timbre, el ruido en la calle. En ese sentido, los escenarios de ahora atentan contra la naturaleza sagrada de la cultura.
El dato
Origen. “Otras caricias”, el nuevo libro del escritor, toma su nombre de la letra de una canción de Mario Cavagnaro. “El personaje canta un vals que se llama ‘Destino sin amor’ y siempre se equivoca con la letra. En vez de decir ‘nuevas caricias’, dice ‘otras caricias’. Él se pregunta por qué confunde la letra”, cuenta Cueto.