Bloomberg.- Después de siete décadas en la industria de la moda, quiere que sepamos que no tiene ninguna prisa por irse.

La etiqueta que lleva su nombre está en venta desde hace un cuarto de siglo, pero que nadie se moleste en regatear por el precio: el primer diseñador de moda en otorgar una licencia de marca no atiende ofertas por debajo de mil millones de euros (US$ 1,040 millones).

"Si no tiene el dinero, no lo compre --nadie lo obliga", dijo Cardin, de 94 años, en una entrevista en su atestada oficina de París frente al palacio presidencial del Elíseo. "Puedo permitirme morir sin vender".

Cardin, el primer diseñador que otorgó la licencia de su nombre para productos que van desde colchones hasta sartenes, sacó a flote por primera vez la idea de una venta a fines de los años ochenta.

A lo largo de los años, revivió periódicamente esa posibilidad --la última vez fue en un desfile de moda en París este mes celebrando los 70 años de su carrera como diseñador.

Sin embargo, en tanto las ganancias decrecen, el sector del lujo en general se encuentra en dificultades y el número de licencias de Cardin se ha reducido a menos de la mitad del que tenía en su momento culminante dos décadas atrás, los puntos atractivos no son lo que eran.

"Mil millones de euros por la marca parece mucho a primera vista", dijo Luca Solca, analista de Exane BNP Paribas. Dicha valoración por un negocio de licencias estaría en el extremo superior del sector suntuario, según Deborah Aitken, analista de Bloomberg Intelligence.

La ganancia neta de la Société de Gestion , la rama que recoge los ingresos por licencias del diseñador, cayó 13% hasta 3.3 millones de euros en el 2015, según Societe.com, un centro de información francés sobre empresas.

Los ingresos alcanzaron 32.5 millones de euros, dijo. El número de licencias Cardin activas en el mundo entero cayó desde alrededor de 800 en los años 1990 hasta 350.

Maxim'sCardin, millonario por su propio esfuerzo, se negó a dar cifras o a hacer declaraciones sobre las estimaciones del mercado. Hace poco recibió una oferta de 2,500 millones de euros por su imperio de restaurantes Maxim's, pero dijo que no tenía apuro en cerrar un acuerdo.

En 1981, Cardin compró el histórico restaurante de París que en sus días de gloria atrajo a Aristóteles Onassis y Rita Hayworth, y emprendió la expansión de la marca al mundo entero.

"Es como un niño que criaste y quiere escapar. Nunca necesité dinero, comprende. Siempre viví de mi bolsillo", dijo el diseñador, que se formó como contador en la Cruz Roja durante la Segunda Guerra Mundial y todavía firma cada cheque.

Cardin vive a un paso de su oficina, a la que llega entrada la mañana la mayoría de los días y trabaja rodeado de bibliotecas donde se alinean ejemplares de los distintos libros publicados sobre él.

Aun a los 94 años, Cardin viaja con bastante regularidad pese a sufrir de dolor de espalda, y se traslada a su château en el sur de Francia casi todos los fines de semana.

Sigue organizando desfiles de moda, aunque no durante el calendario oficial de la moda, incluido uno en el château Lacoste, que fue propiedad del Marqués de Sade.

Además de sus negocios de moda y restaurantes, Cardin tiene una cartera de propiedades que incluye el château francés y el palazzo de Casanova en Venecia.

Otro de sus activos es el futurista Palais Bulles --el "Palacio de las Burbujas", una colección de cúpulas color terracota con un anfiteatro de 500 butacas-- en una colina cerca de Cannes. Está actualmente en el mercado por 300 millones de euros, dijo. Una vez más, ni hablar de regatear.

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