Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

Expansión de EspañaRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

presentó hace unas semanas su propio vehículo autónomo sin volante ni pedales, pero además, con sus prototipos de Prius y Lexus 450h modificados, lleva recorridos miles de kilómetros por California de forma autónoma, incluso con personas ciegas al volante. Pruebas en las que no se ha producido ningún siniestro.

La principal ventaja del coche autónomo según sus desarrolladores es que eliminaría el error humano. Las distracciones al volante están presentes en 9 de cada 10 accidentes.

Ahora bien, como siempre ocurre, la tecnología va por delante de la legalidad vigente. El coche autónomo choca con el hecho de que el conductor es el máximo responsable a efectos legales cuando el vehículo está en circulación. El avance del coche autónomo conlleva un cambio en la legislación que derogue la potestad del conductor al volante.

Ya existen modelos que incorporan el control de velocidad de crucero adaptativo con mantenimiento de carril. A través de él, el conductor introduce una velocidad determinada y el coche obedece y la mantiene constante; pero además, si el vehículo que le precede va a menos velocidad de la establecida, nuestro coche frena por sí solo.

Es más, si soltamos las manos del volante, como reconoce las líneas del carril, mantiene la trayectoria. Si se produjera un percance en ese momento, el culpable seguiría siendo el conductor, a pesar de que el vehículo operaba por sí mismo.

De ahí que y estén considerando la introducción de una caja negra en los futuros coches autónomos. En ella se registraría todo lo que ocurre en el habitáculo. Sería igual que la que incorporan los aviones. Grabaría todas las conversaciones, por supuesto, pero lo más importante sería el registro de todas las operaciones del vehículo, con lo que se podría determinar con exactitud qué vehículo provocó el accidente. Se sabría si el coche iba conduciendo solo o si a los mandos estaba el conductor.

De este modo, las aseguradoras podrían litigar en caso de accidente en base a los datos obtenidos de las cajas negras del vehículo. Fácilmente se determinaría qué sistema falló para provocar el siniestro y así determinar quién o qué empresa es la responsable.

Los europeos estarían a favor de la introducción de la caja negra en el vehículo autónomo, siempre y cuando se conserve el derecho a la privacidad de las personas.

La introducción de la caja negra es un paso más para el . En paralelo, se han de desarrollar las infraestructuras de comunicación para que los vehículos no sólo interactúen entre sí sino con, por ejemplo, los semáforos, los aparcamientos o los paneles de información del tráfico. Al mismo tiempo, las compañías automovilísticas ya se encuentran trabajando en la seguridad de las comunicaciones para evitar que un hacker pueda tomar el control del vehículo y manejarlo a su antojo.