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Las largas horas de trabajo han sido por siglos la perdición de los abogados; de ellas, pocas implican emocionantes jornadas en los tribunales. Como abogado corporativo junior en Davis Polk & Wardwell, un bufete de abogados en Nueva York, John Bick recuerda haber pasado la mayor parte de sus madrugadas analizando contratos buscando cláusulas que podrían complicar o dar por terminado un acuerdo.

Incluso una vez que se convirtió en socio, todavía tenía que recurrir a la debida diligencia para grandes transacciones. En el 2015, casi un tercio de los abogados británicos buscaban abandonar la profesión, de acuerdo con las búsquedas de más de 1,000 de ellos realizadas por Life Productions, una consultora especializada en cambios de carrera, tal vez debido a la monotonía.

Tal insatisfacción puede aminorarse en el futuro. Ahora, en el comité de gestión de su empresa, Bick está haciendo pruebas en inteligencia artificial (IA) para facilitar el trabajo monótono, como muchos otros en los bufetes de abogados más importantes de Nueva York y Londres. El cambio podría transformar el trabajo de los abogados y reducir los costos para los clientes.

Las firmas prestigiosas hacen dinero arrojando grandes cantidades de evidencias a enormes cantidades de papeleo. Durante el 'descubrimiento', un procedimiento previo al juicio en Estados Unidos, por ejemplo, ambas partes intercambian montones de documentos que deben analizarse para obtener pruebas. Los abogados junior excavan y comparan las decisiones de los jueces en casos similares, o argumentos hechos previamente por el abogado opositor, para prepararse para el litigio.

Un número creciente de startups legales ahora aplican técnicas de aprendizaje automático para estas tareas. Los algoritmos pueden procesar mucho más papeleo que los humanos en una fracción del tiempo. Reconocen cláusulas y señalan anomalías. Podrían detectar y resaltar los contratos donde la responsabilidad es ilimitada en lugar de limitada.

Incluso pueden señalar contratos donde las cláusulas clave están ausentes. Esto último es algo que los humanos no siempre hacen de manera confiable, dice Noah Waisberg, un ex abogado corporativo que fundó Kira Systems, una herramienta de software que usa el aprendizaje automático para revisar los contratos.

Las potenciales ganancias son grandes. La debida diligencia puede consumir tanto tiempo que normalmente representa hasta la mitad de las tarifas que los abogados cobran por asesorar sobre acuerdos. Muchas empresas, incluyendo Davis Polk, así como Freshfields y Clifford Chance en Londres, utilizan Kira para ayudar con la revisión de documentos.

El software de la empresa está capacitado en un conjunto de documentos para reconocer más de 450 cláusulas, como las disposiciones de "cambio de control" que especifican la rescisión de un contrato en caso de que una de las partes sea absorbida. Los abogados pueden entonces 'jugar con' ello para reconocer cláusulas más oscuras, o incluso aquellas en diferentes idiomas.

Otras firmas de software que usan inteligencia artificial para revisar documentos incluyen Luminance y RAVN, ambas con sede en Londres y que cuentan con grandes firmas de abogados como clientes.

El aprendizaje automático también puede ayudar a prepararse para los juicio. Acelera el descubrimiento y ayuda a los abogados a elaborar una estrategia litigante. Lex Machina, una startup de Silicon Valley ahora propiedad de Lexis Nexis, un proveedor de información legal, utiliza documentos judiciales de casos anteriores para hacer predicciones sobre un caso particular, como el tiempo que tomará el juicio, la probabilidad de éxito en varias jurisdicciones y la daños que podría generar.

Algunas empresas de tecnología apuntan a la desintermediación total, desarrollando "abogados robots" para hacer frente a ciertas tareas. LISA, una herramienta británica de IA, ayuda a las personas a elaborar acuerdos de confidencialidad, lo que elimina la necesidad de que los costosos abogados humanos sean informados de detalles confidenciales (y tal vez vergonzosos).

Otros tienen como objetivo ayudar a las personas a apelar contra multas de estacionamiento o redactar contratos de arrendamiento sin incurrir en gastos legales. Los ahorros derivados del uso de software de aprendizaje automático a menudo son difíciles de predecir.

Es prematuro y cada caso es diferente, dice Isabel Parker, directora de innovación legal en Freshfields. Pero el tiempo dedicado a la revisión de documentos puede disminuir hasta en un 80%, lo que probablemente se traduzca en tarifas más bajas para los clientes.

¿Se reducirá eventualmente el empleo legal? El jurado aún está deliberando. Algunas empresas esperan emplear menos graduados. Pero otras argumentan que los servicios más baratos podrían alentar a los clientes a consultar más a sus abogados. Y aunque algunas tareas son automatizables, muchas otras dependen del juicio humano. Por ejemplo, la IA podría identificar cláusulas atípicas en los contratos, pero no puede decidir si la anomalía es un factor decisivo. En cualquier caso, los abogados deberían comenzar a ver su trabajo más interesante.