autos sin conductor
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El mundo acaba de ver la primera muerte provocada por un automóvil sin conductor, en Tempe, Arizona, cuando una peatona fue . Esta es una gran noticia, a pesar de que alrededor de 40,000 estadounidenses mueren a causa de accidentes automovilísticos cada año. 

Estamos aprendiendo que esta era tecnológica, que pareció comenzar con el acto bastante inocuo de enviar correos electrónicos, ha evolucionado para sacar nuestros temores más primitivos sobre sentirse fuera de control.

Las historias sobre cómo las personas mueren, o casi mueren, son cautivadoras. Si un niño queda atrapado en un pozo, el mundo observará durante días y gastará lo que sea necesario para lograr rescatarlo. Esto se debe a que enaltecemos las muertes altamente visibles por sobre las muertes más difíciles de ver: ​​fíjese en la cobertura informativa de las decapitaciones de ISIS a periodistas occidentales, las víctimas de tiroteos en escuelas y el reciente intento de asesinato de un

Sin embargo, no veamos nuestras respuestas apresuradas como reacciones exageradas. Con demasiada frecuencia la tendencia humana natural es a no responder de manera decisiva a una tragedia. Si el drama de estas muertes nos moviliza, es posible que eso sea necesario para ayudar a solucionar el problema subyacente.

La prisa por responder es más problemática, sin embargo, cuando las muertes visibles surgen de una nueva tecnología. El primer ciudadano en Estados Unidos en ser asesinado por un mini en territorio estadounidense será una noticia realmente grande. Ya hay un video ficticio viral sobre esa posibilidad. De hecho, nos movilizaremos para tomar medidas, pero es posible que respondamos evadiendo o sobrerregulando los drones, incluso si es improbable que esa medida limite los ataques terroristas.

Parte del problema con los drones es que no nos gusta sentirnos fuera de control, y la novedad de la tecnología le da a la historia un recurso adicional. Creemos que podemos proteger nuestras vidas de muchos tipos de riesgos, tal vez irracionalmente hasta cierto punto, pero ¿cómo puede protegerse de ser asesinado por un pequeño dron equipado con veneno? Incluso si hay medidas útiles que se pueden tomar, hoy no son obvias para nosotros. Esto parece una espeluznante posibilidad ligada a un futuro espantoso, incluso si la cantidad de muertes por asesinato con drones no llega a acercarse nunca a la del suicidio con armas.

Al igual que los drones, los poseen algunas características de una historia espeluznante especialmente potente. Son una tecnología nueva y emocionante, por lo que las historias sobre ellos reciben muchos clics. En realidad, no sabemos cuán seguros son, y esa incertidumbre asustará a las personas más allá de cualquiera que sea el nivel de riesgo particular.

Más que nada, los autos sin conductor por definición implican que los humanos no se sienten con el control directo. Se asemeja a cómo mucha gente se siente en mayor peligro al volar que conducir un automóvil, pese a que volar suele ser más seguro. Los vehículos autónomos plantean muchas interrogantes sobre el control del conductor: ¿debería estar permitido dormir en el asiento trasero? ¿O debería permanecer al volante? Eso enfoca nuestras mentes y sentimientos en el tema del control aún más.

Las autoridades emitieron una sentencia preliminar que señala que el accidente en Tempe fue el resultado del error de una peatona, y que no tuvo nada que ver con que el automóvil en cuestión fuera autónomo. Aun así, si piensa que los estadounidenses procesan la información sobre el riesgo de manera racional, le aconsejaría que considere las actitudes hacia las vacunas. 

O considere cuántas personas desarrollan diabetes, en parte a través de las malas decisiones en sus estilos de vida, y luego no tratan la condición adecuadamente, incluso con sus vidas en riesgo.

En cuanto al accidente, el resultado hasta el momento es que suspendió todas las pruebas de sus vehículos autónomos en las carreteras estadounidenses. Todos sabemos que otro accidente de un automóvil sin conductor la próxima semana, sin importar el contexto, podría crear un frenesí mediático y una reacción reguladora, para bien o para mal.

El reciente alboroto sobre refleja algunos problemas similares. ¿Podría la mayoría de los estadounidenses articular de forma clara y correcta qué exactamente salió mal en este episodio? Probablemente no, pero la gente sí sabe que cuando se trata de redes sociales, sus datos personales y algoritmos, no se sienten precisamente en control. La turbidez de los eventos y las obligaciones legales son, de hecho, parte del problema.

Cuando veo una nueva noticia o crítica sobre el mundo tecnológico, ya no pregunto si las compañías de tecnología son populares en las encuestas (lo son). En cambio, me pregunto si los votantes se sienten con el control en un mundo con armas nucleares de Corea del Norte, un presidente estadounidense errático y algoritmos en todas partes. No. ¿No se ha preguntado por qué los artículos sobre robots que nos dejan sin trabajo son tan populares en períodos de pleno empleo?

Estamos a punto de ingresar a una nueva meta-narrativa para la sociedad estadounidense, a la que llamo "restablecimiento de la sensación de control". Desafortunadamente, cuando se persigue el sentimiento en lugar del control real, a menudo uno termina sin ninguno de ellos.

Por Tyler Cowen

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.