Descubrieron que el movimiento del Orobates pabsti debía ser bastante paralelo al suelo, una mezcla del movimiento de los lagartos y los cocodrilos actuales, sin ser ni lo uno ni lo otro.
Descubrieron que el movimiento del Orobates pabsti debía ser bastante paralelo al suelo, una mezcla del movimiento de los lagartos y los cocodrilos actuales, sin ser ni lo uno ni lo otro.

Gracias a un fósil bien conservado del Orobates pabsti, un reptil que vivió hace 280 millones de años, pero que tiene descendientes comunes con los pájaros, los reptiles y los mamíferos, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) desarrollado un modelo informático que ha permitido descubrir cómo se desplazaba el reptil.

Gracias al fósil que contiene todos los huesos del esqueleto, y a otro fósil con sus huellas, los investigadores consiguieron una simulación para ver cómo se desplazaba. 

Para lograrlo, escanearon en 3D el fósil de Orobates pabsti, obteniendo un modelo 3D de su esqueleto. Después se escaneó las huellas.

Utilizando una simulación informática se pueden obtener diferentes tipos de movimientos que encajan el esqueleto con las huellas, pero no resuelve problemas como la altura del cuerpo con respecto al suelo, o el ángulo de movimiento. Por eso, los investigadores añadieron  motores móviles a las patas y la cola.

Aplicando la simulación por ordenador, el movimiento del robot descartaba ciertas posiciones del cuerpo que la simulación daba como posibles. Esto demuestra que la robotización del fósil ofrece respuestas que la simulación no consigue.

Fue así que este estudio concluyó que el movimiento del Orobates pabsti debía ser bastante paralelo al suelo, una mezcla del movimiento de los lagartos y los cocodrilos actuales, sin ser ni lo uno ni lo otro.