(Bloomberg).- ¿Uno de los secretos más ferozmente guardados de ? El nombre del próximo . Se sabe que el dispositivo se lanzará a finales de este año, con un cuerpo de acero inoxidable y vidrio, una pantalla mejorada y un sensor de 3-D rápido que reconoce la cara del usuario.

Podría llamarse iPhone X para celebrar el décimo aniversario del producto icónico o simplemente iPhone 8. Pero Tim Cook no quiere que lo sepamos con certeza hasta que él pronuncie el nombre en el escenario.

En los últimos años, detectives obsesionados con Apple han logrado descubrir los nombres y detalles de los productos de la compañía buscando en oficinas de marcas de todo el mundo. Pero su desafío se ha vuelto mucho más difícil gracias a un oportuno cambio de reglas en la oficina de marcas de Jamaica y algunas maniobras inteligentes en Liechtenstein.

Primero veamos el historial. Apple ha empleado diversas tácticas para mantener los nombres de sus productos en secreto a lo largo de los años. Una es simplemente registrar el nombre a través de una compañía pantalla de Delaware. Eso fue lo que hizo la empresa cuando se preparaba para lanzar el iPad en 2010.

Pero la marca también se registró en regiones importantes como Asia, y cuando Steve Jobs dio a conocer el iPad en un evento en San Francisco, los autoproclamados detectives habían salpicado el nombre del producto por toda la web.

Un enfoque más eficaz también utilizado por Google, Amazon y otras empresas de tecnología implica el registro de nombres en países extranjeros sin bases de datos de marcas accesibles a búsquedas.

La táctica aprovecha una regla en la sección 44(d) de la Ley de Marcas de Estados Unidos que permite a las compañías solicitar una marca en un país y recibir prioridad de registro en EE.UU. si la solicitud se presenta dentro de los seis meses siguientes a la fecha original de presentación en el extranjero.

De los 177 países que cumplen con las normas estadounidenses, 66 carecen de bases de datos de marcas online. Entre ellos están Trinidad y Tobago, Barbados, Perú y Jamaica. Este último se ha convertido en un escondite favorito para empresas como Apple.

La Oficina de Propiedad Intelectual de Jamaica está ubicada en un moderno edificio con palmeras en la capital, Kingston. Treinta y una personas trabajan allí y se realizan al menos 10 búsquedas de marcas cada día, según la directora de la oficina, Lilyclaire Bellamy.

La única manera de realizar búsquedas es en persona, lo que significa que los detectives necesitan volar a Jamaica o contratar a un abogado de marcas local para buscar en el sistema informático de la oficina como si fuera una biblioteca de la vieja escuela. Las búsquedas son gratis, pero cuesta 150 dólares jamaicanos (US$ 1.17) imprimir cada página.

El año pasado, un abogado de la zona de Dublín llamado Brian Conroy, después de enterarse de que Apple utilizaba Jamaica para registrar sus marcas, decidió ver si podía desenterrar información sobre futuros productos.

¿Por qué un abogado irlandés haría tal cosa sin una manera obvia de monetizar la información? En un correo electrónico, Conroy citó tres razones: "Porque yo podía, porque me gusta mucho darle un pequeño vistazo al futuro de las marcas registradas [y] por autopromoción desvergonzada". Y pensó que la celebridad internacional lo ayudaría a conquistar "nuevos clientes que no quieren un aburrido abogado de traje".

"Sospecho que Apple seguirá saltando de jurisdicción en jurisdicción para mantener a los curiosos alejados", dice Conroy. "Será un tiro en la oscuridad encontrar el nombre de la marca registrada de futuros productos".

TAGS RELACIONADOS