Redacción Gestión

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A pesar de sus muchas bondades, el es por sobre todas las cosas un reloj; mientras que los relojes con Android Wear de la competencia, que hicieron su debut el año pasado, siguen siendo frustrantes dispositivos para la muñeca que dan la hora, afirma Geoffrey Fowler de Wall Street Journal.

Durante más de una semana he sido ese 'friki' que lleva un smartwatch en cada muñeca: En la derecha tengo el LG Watch Urbane de US$ 350, el primer gadget en tener la mayor actualización para Android Wear de Google; y a la izquierda tengo el (muy superior) Apple Watch de US$ 350.

Cualquier persona que compra un smartwatch hoy en día es un pionero en el terreno inexplorado de la tecnología. Sin embargo, tanto el Urbane como el iWatch presentan un pobre desempeño, requieren un comportamiento socialmente incómodo (como hablar con la muñeca) y ambos probablemente estén obsoletos en un año.

El Urbane puede ser una mejor versión con respecto a los relojes Android anteriores, pero es demasiado molesto para llevarlo en la muñeca. Aún no puedo recomendarlo a los usuarios de Android que preguntan si deben conseguir uno. El Apple Watch desde ya es mucho más refinado.

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[El LG Watch Urbane incluye la mayor actualización hasta el momento para el sistema operativo Android Wear de Google. Foto: WSJ]

La diferencia no es tanto el hardware. Ambos equipos tienen baterías que necesitan ser cargadas de noche e incluyen respetables rastreadores de actividad y frecuencia cardíaca. Los dos equipos parecen un reloj de verdad. El Urbane tiene una pantalla circular incrustada en un grueso –o en algunas muñecas, enorme– marco de acero que no va acorde con su nombre. El Apple Watch es apenas más pequeño, pero su forma rectangular combina bien con un traje y/o ropa deportiva.

El look del Urbane se puede personalizar más pues cuenta con docenas de diales descargables y correas estándar de 22mm. También es capaz de conectarse a redes Wi-Fi por su cuenta, mientras que el Apple Watch necesita que el teléfono esté en la misma red. La principal ventaja del hardware de Apple Watch es su tecnología NFC inalámbrica para Apple Pay y (con suerte) futuras cosas como el desbloqueo de puertas.

El Urbane queda rezagado en su enfoque al problema fundamental del smartwatch: Cuando la tecnología se une a nuestro cuerpo, hay una delgada línea entre ayuda y molestia. Android Wear es el molesto hermano pequeño de sistemas operativos. Realmente quiere captar la atención y mantener a todos deslizando el dedo por su pequeña pantalla.

El propósito del smartwatch es mantenerlo enchufado para que no tenga que estar pegado a su teléfono. Desde que empecé a usar un Apple Watch hace dos meses, reviso mi teléfono alrededor de 25% menos, según Moment, una aplicación que monitorea mis hábitos. Idealmente, un smartwatch debería darle la información suficiente para mantener su ansiedad por el smartphone bajo control, al igual que la tentación de mirar a su muñeca a cada rato.

La configuración predeterminada del Urbane hace lo contrario. Cuando solo quiero ver la hora, el Urbane a menudo me muestra una notificación en la parte inferior de la pantalla. "Tienes cuatro nuevos mensajes de correo electrónico" "La temperatura es de 25º C". Uno puede eliminarlas rápidamente, pero después de que se ha ido una, por lo general hay otra notificación esperando por aparecer.

Android Wear trata de predecir lo que usted quiere ver, pero no es clarividente. La seguidilla de notificaciones es una combinación de sugerencias y mensajes de las app de su teléfono en base a Google Now, que recoge fragmentos de información de su Gmail, calendario y búsquedas. A diferencia del Apple Watch, ni siquiera se puede ordenar o priorizar los elementos del flujo de notificaciones.

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