Diversas consultoras discrepan sobre la posición que actualmente ocupa Huawei en el mercado, para algunos entre el segundo y tercer lugar, entre Samsung y Apple. (Foto: AFP)
Diversas consultoras discrepan sobre la posición que actualmente ocupa Huawei en el mercado, para algunos entre el segundo y tercer lugar, entre Samsung y Apple. (Foto: AFP)

Shanghái.- El presidente de ha exigido avanzar hacia la autosuficiencia tecnológica para afrontar la creciente rivalidad con Estados Unidos, pero los expertos creen que el tardío inicio de Pekín en la tecnología y su atraso podrían hacer de ello una misión imposible.

Sin duda, ha vivido una transformación asombrosa, pasando de ser un antiguo ejemplo de hambrunas masivas y agitación política a una sociedad altamente conectada, marcada por el creciente uso de las energías renovables, el programa espacial y trenes bala que atraviesan el país.

Pero una mirada más atenta revela que si bien China es experta en ensamblar tecnologías extranjeras y convertirlas en productos comercialmente exitosos, su capacidad para innovar sigue siendo relativa, dijeron los expertos en tecnología.

Tomemos como ejemplo los semiconductores, los ladrillos de la arquitectura digital global.

El gobierno de China ha invertido mucho dinero en un esfuerzo por desarrollar sus propios semiconductores y chips, pero no ha sido capaz de reducir la brecha con sus rivales estadounidenses, japoneses y surcoreanos.

"Una manera" de mirar la situación en China "es que alguien puede ser capaz de hacer cosas bellas con Lego, pero no saber construir su propio Lego", dijo Gabriel Chou, responsable de Asia en la organización World Semiconductor Trade Statistics (Estadísticas del Comercio Mundial de Semiconductores), una asociación de empresas productoras de estos componentes.

China "está lanzándose agresivamente al mercado final, como los teléfonos celulares u otros productos de consumo. Pero los semiconductores requieren muchas habilidades científicas" con las que tiene dificultades, agregó Chou.

Esta fragilidad quedó manifiesta la semana pasada con la decisión de Washington de prohibir que el gigante tecnológico chino tenga acceso a chips y tecnologías estadounidenses.

La prohibición pone en duda el futuro de la empresa, lo que ha llevado a varios socios de Huawei de todo el mundo a abandonarla, ilustrando de forma contundente la influencia tecnológica de Estados Unidos.

- "Larga Marcha" -
El presidente Xi Jinping "telegrafió" esta semana su alarma, pidiendo lograr la autosuficiencia en "tecnologías clave" mientras decía que China se enfrentaba a una "Larga Marcha" contra los desafíos extranjeros, una referencia a una retirada estratégica -huyendo del ejército- de los revolucionarios comunistas de 1934-1935 que también se conoce como "la Gran Marcha".

Pero un impulso dirigido por el Estado es una mala idea, dijo Paul Triolo, jefe de geotecnia del Grupo Eurasia.

Triolo estimó que las principales empresas tecnológicas del mundo llegaron hasta donde llegaron porque la competencia abierta les obligó a desarrollar mejores productos y a atraer al mejor capital humano.

Y el hecho de estar conectados al ecosistema tecnológico mundial les animó a adaptar constantemente sus productos a las necesidades cambiantes del mercado para mantenerse a la cabeza del grupo, o morir.

"Es increíblemente difícil dejar de lado a los proveedores extranjeros en un sector tan impulsado por el mercado en el que hay que estar a la vanguardia, y esa vanguardia está cambiando constantemente y avanzando hacia el exterior", dijo Triolo. La idea misma de la autosuficiencia nacional va en contra de la realidad, añade.

Y el hecho de estar conectados al ecosistema tecnológico mundial les animó a adaptar constantemente sus productos a las necesidades cambiantes del mercado para mantenerse a la cabeza del grupo, o morir.

"Es increíblemente difícil dejar de lado a los proveedores extranjeros en un sector tan impulsado por el mercado en el que hay que estar a la vanguardia, y esa vanguardia está cambiando constantemente y avanzando hacia el exterior", dijo Triolo. La idea misma de la autosuficiencia nacional va en contra de la realidad, añadió.

Diferentes países se han destacado en diferentes áreas y se han centrado en sus competencias básicas para sobrevivir, lo que ha dado lugar a una cadena de suministro global compleja e interconectada.

"Estados Unidos tiene mucho dominio, pero también hay otros grandes actores. China simplemente no puede ser una isla y recrear todo un ecosistema tecnológico globalizado en casa", dijo Triolo.

"Para reducir la dependencia tendrán que crear un paradigma diferente al del resto del mundo y eso es difícil. No es algo que el dinero pueda resolver a corto plazo".

Error de "software"
Los programas son otro punto débil. Al igual que en el resto del mundo, en China no existe una alternativa viable a los sistemas informáticos personales de Microsoft y Apple, o al Android de Google y el iOS de Apple en los teléfonos celulares.

Las empresas estadounidenses también dominan el panorama chino del "software" empresarial.

Estados Unidos sospecha que Huawei tiene vínculos con el ejército chino y teme que la instalación de las redes de telecomunicaciones 5G en todo el mundo por parte de la empresa pueda poner en peligro los datos confidenciales, algo que Huawei niega.

Pero las carencias del software chino dejan a Huawei vulnerable, incluso si controlara esas redes globales, porque la compañía depende en gran medida del "software" estadounidense para su funcionamiento, dijo Triolo.

"Una base de datos tiene que ser realmente robusta y ninguna compañía en China puede hacer ese software de base de datos", explicó.

Sin embargo, China podría ser un actor principal en las tecnologías de próxima generación, como la inteligencia artificial, los autos sin conductor y la manufactura automatizada.

"Creemos que China está en posición de cabeza para convertirse en un actor mucho más influyente en las tecnologías disruptivas a nivel mundial", explicó Kenny Liew, analista tecnológico de Fitch Solutions.

En cualquier caso, la rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China "contribuirá positivamente al panorama tecnológico mundial".

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