Activision Blizzard
Activision Blizzard

Cuando el fabricante estadounidense del popular videojuego World of Warcraft demandó a una empresa china por copiar diseños e historias, casi nadie sabía que la disputa ilustraría uno de los puntos más importantes en la guerra comercial entre EE.UU. y China.

El caso involucra a Activision Blizzard Inc., una compañía de California que demandó a Lilith Games, de China, en el 2015, por el tipo de infracción de derechos de autor que, según la administración Trump, está desenfrenada en la nación asiática.

La queja, que finalmente fue desestimada, no impidió que Blizzard aumentara su presencia allí y extendiera una sociedad este año con NetEase Inc., de China.

Si las empresas de tecnología estadounidenses tienen un dilema como el de la polilla con la llama respecto a China, los fabricantes de videojuegos son el ejemplo clásico.

La segunda economía más grande del mundo cuenta con una población en línea de 850 millones de personas y seguirá siendo el mercado de videojuegos más grande del mundo hasta al menos 2021, según la empresa de investigación Newzoo.

La guerra comercial del presidente Donald Trump tiene el objetivo de proteger a empresas como Blizzard, atrapadas entre acceder a nuevos mercados masivos en China y proteger sus secretos.

US$ 250,000 millones
Una investigación realizada por la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. el año pasado, en la que se descubrió que China continuaba violando la propiedad intelectual, formó la base de los aranceles de EE.UU. para unos US$ 250,000 millones en productos chinos.

El tratamiento de la propiedad intelectual por parte de China está en el centro de la actual ronda de negociaciones para poner fin a la guerra comercial, y Trump sugiere que pronto se llegará a un acuerdo.

La tecnología "es probablemente nuestra mayor ventaja competitiva y por eso seremos los número uno por mucho tiempo si protegemos nuestra propiedad intelectual", dijo el representante de Comercio de EE.UU., Robert Lighthizer, en una audiencia ante el Congreso el miércoles. China "sabe muy bien que esa es la clave. La tecnología es lo que va a determinar quién gobierne en el futuro".

No es sorprendente que los acuerdos de licencia hayan representado un beneficio económico para las compañías chinas. Tencent se ha convertido en la mayor firma de videojuegos del mundo en términos de ingresos, mientras que las empresas chinas han estado detrás del 70% de las adquisiciones de la industria desde 2015, según un informe de mayo de 2018 por la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China, creada por el Congreso de EE.UU. El estudio también dice que la piratería de los videojuegos hechos en EE.UU. está muy extendida.

Negación pública
China ha negado públicamente las acusaciones de EE.UU. de que es débil con respecto a la propiedad intelectual, e insiste en que ha cumplido con los compromisos que asumió cuando se unió a la Organización Mundial de Comercio en 2001, incluso mediante el establecimiento de tribunales especiales. La oficina de prensa de la embajada china en Washington no respondió a una solicitud de comentarios por correo electrónico.