La decisión de los fundadores de Google de renunciar a sus cargos pone fin a un intento de varios años de convertir su empresa en la Berkshire Hathaway de la tecnología, mediante la adopción del estilo de gestión libre de Warren Buffett.
Larry Page y Sergey Brin crearon la sociedad de cartera Alphabet Inc. en el 2015 para disponer de más tiempo con el que invertir en nuevas empresas tecnológicas, y cedieron la responsabilidad de Google a Sundar Pichai. El modelo estaba inspirado en el enfoque de Buffett de asignar capital a negocios dispares y dejar que los líderes ejecutivos independientes decidiesen cómo ejecutar las operaciones.
El martes, los fundadores de Google a todos los efectos deshicieron esa estructura al nombrar a Pichai responsable ejecutivo de Google y de Alphabet. Pichai ya estaba ocupado dirigiendo los gigantescos negocios de publicidad digital de Google y respondiendo a investigaciones antimonopolio, ataques políticos y protestas de empleados. Ahora los automóviles sin conductor, los proyectos de salud, las ciudades digitales, los drones de entrega y los globos que transmiten internet también son su problema.
Para muchos en la empresa, el propósito y la estructura de Alphabet nunca estuvieron realmente claros. Colocar al responsable Google, que genera más del 99% de las ventas de Alphabet, al frente de esto podría poner en tela de juicio todo el propósito de Alphabet, dijo un ex empleado sénior de Google. Otro ex ejecutivo de Google dijo que el cambio significa que Pichai estará bajo aún más presión. Ambas personas pidieron que no se revelara su identidad ya que se trata de información privada.
Desde el punto de vista económico, Alphabet fue una victoria porque mostraba a los inversores que la compañía no estaba gastando demasiado en proyectos ambiciosos exploratorios, al tiempo que destacaba la enorme rentabilidad del negocio principal de Google.
Pero operacionalmente, la estructura ha estado en una convulsión casi constante y ha tenido dificultades para producir un nuevo negocio remotamente cerca de Google en tamaño y alcance. Colectivamente, las “otras apuestas” de la compañía, que incluyen los automóviles sin conductor Waymo y la tecnología de atención médica Verily perdieron US$ 3,400 millones en el 2018 y casi US$ 1,000 millones en el último trimestre.
Nest, un fabricante de dispositivos inteligentes, comenzó como una compañía independiente de Alphabet, pero posteriormente se integró en la división de hardware de Google el año pasado. Pichai también llevó muchos de los ambiciosos proyectos de inteligencia artificial de DeepMind a territorio de Google. Chronicle, un proyecto de seguridad cibernética, debutó a bombo y platillo como un negocio independiente de Alphabet el año pasado. En junio fue integrado en la división de la nube de Google. Fiber, en el pasado otra apuesta de alto perfil, ya no está creciendo.
Algunos empleados actuales y antiguos trabajadores de Google interpretaron el ascenso de Pichai como una señal de una gobernanza corporativa más sólida en las empresas emergentes de la compañía. Page y Brin, venerados por sus visionarias ideas tecnológicas, rara vez han sido elogiados por sus capacidades directivas.
“Dentro de Alphabet, Google siempre fue la cola que mueve al perro. Ahí es donde está todo el dinero y los empleados”, dijo Vineet Buch, socio de Firebolt Ventures, que fue director de gestión de productos en Google durante más de ocho años hasta finales del 2018. “Esto puede significar que las otras apuestas tienen que comenzar a funcionar realmente como empresas y que no habrá un sistema de dos niveles, en el que Google se gestione como una empresa y los otros proyectos tengan horizontes de tiempo infinitos para alcanzar la rentabilidad”.