(Bloomberg).- Los defectos que hicieron que los teléfonos Note 7 de Samsung Electronics Co. se incendiaran el año pasado dejan de manifiesto que los estándares voluntarios de la industria para el diseño y la manufactura de baterías recargables no son adecuados, concluyó un regulador de la seguridad para el consumidor estadounidense.

La Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor (CPSC, por su sigla en inglés), que negoció el retiro de 1.9 millones de teléfonos y está realizando su propia investigación, señaló el martes en un comunicado de prensa que los estándares para las baterías de ion-litio en teléfonos móviles tienen que ser actualizados.

Esos estándares se desarrollaron por primera vez en el 2006 y no han sido revisados desde el 2011. La agencia y Samsung están trabajando con la industria para "revitalizar" el estándar voluntario para baterías de ion-litio en smartphones, indicó la comisión.

La industria necesita aprender de esta experiencia y mejorar la seguridad del consumidor implementando más salvaguardas durante las etapas de diseño y manufactura a fin de asegurar que las tecnologías que funcionan con baterías de ion-litio entreguen sus beneficios sin los graves riesgos para la seguridad", señaló en el comunicado el presidente de la CPSC, Elliot Kaye.

La medida de la CPSC tiene vastas implicaciones para la industria de teléfonos móviles mundial, que vendió 1,980 millones de los dispositivos en el 2015, según Bloomberg Intelligence.

También se trata de la más reciente investigación que plantea temores sobre la seguridad en las celdas basadas en litio, cada vez más potentes, que se han vuelto casi ubicuas en las vidas de las personas, al alimentar desde smartphones hasta herramientas eléctricas. En los últimos años, ha habido retiros de los denominados scooters hoverboard, el avión 787 de Boeing Co. dejó de volar y se prohibió que aerolíneas de pasajeros transporten baterías a granel debido a los temores de seguridad.

La industria de telefonía móvil sigue las directrices para diseño de baterías desarrolladas por el Institute of Electrical and Electronics Engineers Inc. (IEEE), una entidad sin fines de lucro que trabaja con la industria para desarrollar estándares consensuados para equipo eléctrico.

Las directrices del IEEE abarcan diseño, pruebas y aseguramiento de la calidad, y han sido diseñadas para limitar "la falla de baterías bajo múltiples situaciones de estrés". El IEEE no respondió a contactos para conocer sus comentarios sobre su trabajo en esta área.

Aunque la declaración de Kaye no menciona al IEEE, dijo que Samsung planea compartir lo que ha aprendido a partir de su investigación.

Necesidad de modernizarse."Los consumidores jamás deberían tener que preocuparse de que un dispositivo alimentado por batería pueda ponerlos en riesgo a ellos, a sus familias o a su propiedad", dijo Kaye; agregó: "Es por eso que tenemos que modernizar y mejorar los estándares de seguridad para las baterías de ion-litio en los electrónicos de consumo y también estar a la vanguardia en nuevas fuentes de energía que aparecerán inevitablemente para reemplazar a éstas".

La CPSC llegó a un acuerdo con Samsung para retirar cerca de un millón de dispositivos Note 7 el 15 de septiembre, dos semanas después de que la compañía suspendiera la venta de los teléfonos tras docenas de reportes de que éstos se incendiaban o explotaban. Luego de que el reemplazo de las baterías diera pie a incidentes similares, se amplió el retiro del mercado del producto.

Al 13 de octubre, había habido 96 reportes de baterías de Note 7 que se recalentaban en Estados Unidos, incluidos 13 casos donde personas resultaron con quemaduras y 47 sufrieron daño a la propiedad, según la CPSC.

La agencia elogió los esfuerzos de Samsung y operadores de telefonía móvil para instar a los clientes a devolver los teléfonos. Aunque la mayoría de los procesos de retiro del mercado estadounidense tienen una "baja" tasa de respuesta entre consumidores, el 97% de los teléfonos Note 7 habían sido devueltos, indicó la CPSC.