Redacción Gestión

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Santiago Corredoira es un emprendedor español afincado en San Francisco (California). Desde allí desarrolla Onpublico, una plataforma en la que los ciudadanos escriben sus historias. Cuenta que tanto Facebook como "han cambiado mi vida profesional de manera absoluta".

Desde ambas redes sociales, consigue tanto información de las nuevas iniciativas, alianzas y acuerdos que se están poniendo en marcha en su sector, como comunicarse con sus usuarios y seguidores.

Marc Zuckerberg seguramente no pensó en nada de eso cuando, en 2004, fundó Facebook, una red social centrada inicialmente en el ámbito universitario.

El proyecto, sin embargo, fue absorbido por el mercado con tanta fuerza que pronto se convirtió en un fenómeno empresarial. Sus aspiraciones se llenaron de ambición y la compañía se convirtió en la primera red social del mundo, con una media de más de mil millones de usuarios al día en 2015.

Tras traducirse a setenta idiomas y consolidarse como algo más que un proyecto, Facebook se estrenó en mayo de 2012 en el Nasdaq con gran expectación, valorada en US$ 90,000 millones, o US$ 38 por acción.

Su estreno fue un desastre y su valoración caía alrededor de un 50% tres meses después, en lo que muchos consideraron una OPV muy mal gestionada.

El proyecto empresarial, pese a todo, continuaba creciendo, lo que le hizo recuperarse en Bolsa a partir de 2013. Hoy, Facebook es una de las diez mayores compañías de Estados Unidos por capitalización, valorada en más de US$ 311,000 millones o US$ 109 por acción, es decir, casi tres veces más que en la OPV.

El principal reto para Facebook siempre ha sido seguir consolidando su crecimiento y número de usuarios, además de hacer frente a la proliferación de nuevas redes sociales nacidas bajo su sombra. La compañía se aferró a la estrategia de la absorción y protagonizó dos sonoras transacciones.

En 2012, se hizo con la red social de fotografías Instagram por mil millones de dólares. Dos años más tarde, Facebook compró el grupo de mensajería móvil Whatsapp por casi US$ 22,000 millones.

Consolidada la estrategia empresarial y con capacidad demostrada para seguir creciendo (el número de usuarios se incrementó un 17% en 2015), la compañía afronta hoy otro gran reto: el de la privacidad y la protección de datos, especialmente, después de que se descubriera en 2013 que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos vigilaba los perfiles de los usuarios de Facebook y sus relaciones.

Es, precisamente, esta amenaza la que sirve como tapón para apuntalar el crecimiento de la red social, que, por otra parte, tiene más que asegurada su presencia en un mundo cada vez más interconectado.

TwitterMientras, Twitter cuenta aún con muchos más retos empresariales por delante. La red social del pájaro azul se ha convertido en una plataforma a la que pocos colectivos, desde periodistas y políticos a celebrities, pueden renunciar. Pese a todo, su estrategia empresarial está siendo errática y no consigue crecer como espera el mercado.

En diciembre de 2015, Twitter registró un aumento plano en el número de usuarios, un mal dato para una compañía que acaba de cumplir diez años de vida y a la que se le presuponía un éxito igual o mayor que el de Facebook.

Con esta perspectiva original, Twitter protagonizó en 2013 una de las OPV más exitosas de la historia. En tres meses, sus acciones superaban los US$ 69, un 165% más que el precio en el que se fijó en salida a Bolsa, y los inversores parecían deseosos de formar parte de la empresa que había inventado el verbo tuitear.

Twitter gozaba de un gran reconocimiento, pero el mercado pronto se dio cuenta de que no era capaz de transformar a la misma velocidad su popularidad en número de usuarios.

Hoy, las acciones de la compañía acumulan una caída de más del 60% en doce meses y parecen no encontrar el suelo, con una capitalización de apenas US$ 11,600 millones o US$ 17 por título.

Todo está relacionado con los problemas internos que lleva afrontando Twitter desde hace meses. Dick Costolo, primer ejecutivo de la compañía y artífice de su salida a Bolsa, dejó su cargo en junio de 2015.

Jack Dorsey, uno de los fundadores del grupo e inmerso en ese momento en la preparación de la OPV de otra de sus empresas (Square), se vio obligado a tomar las riendas después de meses de infructuosa búsqueda de un nuevo primer ejecutivo.

Desde entonces, el mercado espera impaciente que Dorsey ponga en marcha cambios, entre los que se podrían incluir tuits por encima de los 140 caracteres, uno de los signos distintivos de la red social. Lo que parece estar claro es que, si no resuelve pronto su futuro, la compañía está llamada a ser absorbida, un rumor creciente en los últimos meses.

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