(Foto: Pexels)
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Está llamando la atención una excéntrica demanda nacido de la oferta de sangre joven a través de transfusiones de sangre. Se trata del tratamiento ofrecido por las clínicas Ambrosia, en Estados Unidos, que aseguran ser capaces de contrarrestar el envejecimiento a través dela rejuvenecimiento de órganos, posible por la transfusión de sangre de personas jóvenes.

Este polémico tratamiento, que incluso ha despertado el recelo de la comunidad científica, comenzó cuando, en el 2016, el médico Jesse Karmazin, graduado de la Universidad de Standford, fundó Ambrosia, una starup que aborda los efectos que causa la sangre joven en la lucha contra enfermedades vinculadas a la vejez como el Alzheimer.

A pesar de que Karmazin se gradó de la escuela de medicina, su procedimiento no ha sido comprado ni avalado, pues incluso no cuenta con licencia para practicar medicina en Estados Unidos, pero promueve sus tratamientos a través de su página web, congresos y videos.

Pese a estos cuestionamientos, en el 2017 Ambrosia comenzó sus operaciones con ensayos clínicos de grupos de 81 de participantes, donde la empresa aseguró que se llevaron a cabo procedimientos exitosos de infusión de plasma entre 15 16 y 25 años con otras personas mayores de 30 años.

No obstante, nunca se publicaron los resultados y los pacientes no solo tuvieron que pagar US$ 8,000 para ser parte del ensayo, sino que también firmaron una cláusula de privacidad para no revelar los procedimientos. Hoy día la compañía sigue operando y abriendo nuevas clínicas a pesar de que se trata de un procedimiento no comprobado y que podría ser peligroso.

Eterna juventud
Estas polémicas transfusiones se basarían en la técnica conocida como parabiosis, técnica investigada por el científico Pau Bert en el siglo XIX, cuando tomó 69 parejas de ratones uno joven y otro anciano, y los unió quirúrgicamente por un flanco de tal forma que ambos sistemas circulatorios terminaron por fusionarse. Lo interesante de estas investigaciones fue que se evidenció que los huesos de los ratones viejos adquirían un peso y densidad cercanos a los de los ratones jóvenes.

Sin embargo la investigación en parabiosis se detuvo, sobre todo por el endurecimiento de las leyes a favor de los derechos de los animales. Pese a esto, en las últimas décadas ha habido varias iniciativas de investigadores que han abordado la parabiosis para estudiar la sangre de pacientes con Alzheimer. Una de estas iniciativas la llevó a cabo Tony Wyss-Coray, en Stanford, quien también con su empresa Alkahest, lleva una serie de ensayos clínicos con el objetivo de ver los efectos del plasma de personas jóvenes en pacientes de Alzheimer.

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