Tesla
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Gran parte de lo que se habla en torno a Tesla últimamente se ha centrado en temas distintos a lo que la compañía realmente vende.

Los planes de Tesla de recortar un 9% de su fuerza de trabajo han tenido un lugar destacado, al igual que la vida amorosa de su fundador, Elon Musk.

También hay mucho que discutir en lo que respecta a la salud financiera de Tesla. Según datos compilados por Bloomberg el mes pasado, la compañía utiliza más de US$ 7,430 por minuto, y el flujo de caja libre –la cantidad de efectivo que genera una compañía después de contabilizar los gastos de capital– ha sido negativo durante seis trimestres consecutivos. Ese monto negativo se disparó a US$ 1,000 millones cuando Tesla informó sus resultados el 2 de mayo.

Así que quería escribir una columna sobre algo que la empresa sigue haciendo bien: los automóviles. Es posible que Tesla no haya pretendido que su sedán de hasta siete personas sea un automóvil que le haga querer hacer picadas en cada semáforo, pero eso es exactamente lo que pasa.

La semana pasada, probé la última tecnología en el Model S P100D como una forma de volver a ponerme en contacto con la marca, y me dio esa sensación de poder y adrenalina. ¡Un sedán!

Lo digo como alguien que el día anterior estaba conduciendo un Porsche 911 T 2018. Y unos días antes, estaba al volante de un Ford Mustang GT de 460 caballos de fuerza y, antes de eso, un Aston Martin DB11. Con un tiempo de aceleración de 2.5 segundos de cero a 60 millas (96 kilómetros) por hora, el Tesla Model S P100D acaba con todo lo que se atreva a pisar la línea de partida a su lado.

La yuxtaposición de todos esos autos provocó un enigma que seguía dando vueltas en mi cabeza mientras conducía por Nueva York. La estrategia de ventas de Tesla –y su estructura de precios actual– apunta directamente a atraer a todos, además de las personas que aman conducir: viajeros, cerebritos de la tecnología, usuarios iniciales, californianos adinerados que quieren estar al día, cualquiera que sea el opuesto de los fanáticos del cambio manual y demonios de las pistas.

Sin embargo, el Model S P100D sigue ofreciendo una experiencia de conducción auténtica y potente que seguramente impulsará la adrenalina incluso para el conductor más exigente.

Pero a medida que Tesla continúa agregando capas de características autónomas y sin conductor a sus productos, amenaza con aburrir y finalmente eliminar esa emoción de conducir, exactamente lo que siempre me ha parecido la sorpresa más placentera del automóvil.

¿Vale la pena renunciar a la diversión de una experiencia real por la comodidad de la tecnología que se está haciendo cargo de las tareas?Por si sirve de algo, Tesla no es la única: Mercedes-Benz, Volvo, Cadillac y otras marcas de lujo ofrecen distintos niveles de sistemas de conducción autónoma que, con el tiempo, eliminarán cada vez más la participación humana al conducir.

Cuando la semana pasada escogí un Model S P100D de color azul marino para conducir durante unos días en Nueva York, habían pasado tres años desde la última vez que manejé un Model S, un año desde que paseé por la costa de California en el Model X, y seis años desde que recorrí Los Ángeles con Musk en su Tesla Roadster como parte de un artículo de portada que escribí sobre él en 2012.

Entonces, aunque había pasado algún tiempo desde que conducía un "nuevo" Model S, pensé que no habría mucho nuevo que informar. Después de todo, esta es la compañía que, como es sabido, no asigna un modelo por año a sus automóviles. Técnicamente, no existe un Tesla Model S 2018.

En lugar de eso, Musk y su equipo continuamente introducen las actualizaciones de software a sus autos existentes que los mejoran levemente en capacidad y comodidad que, al menos en teoría, siempre están a la par con los que salen de la línea de producción.

De hecho, aparte de nuevos colores adicionales para el interior y un toque mínimo de actualización en el panel frontal, no hay nada significativo que sea físicamente nuevo de ver a primera vista. Pero se ha multiplicado la presencia de cámaras prácticamente invisibles para asistencia al estacionamiento y prevención de colisiones: tiene muchas cámaras de 360 ​​grados en las partes trasera, lateral y delantera.

Además de eso, hay un radar de 250 metros orientado hacia adelante que proporciona una visión de largo alcance de objetos distantes, y 12 sensores ultrasónicos que detectan a los automóviles cercanos, evitan posibles colisiones y ayudan con el estacionamiento.

¿A la larga Tesla hará que el automóvil sea completamente autónomo? Probablemente. Pero perderá algo cuando eso suceda. Los automóviles, incluso con la frustración del denso tráfico y limitados espacios de estacionamiento, representan una de las últimas formas tangibles de encarnar el poder y la libertad.

El Tesla Model S P100D es uno de los mejores coches subestimados que existen para conductores de verdad. Yo votaría para mantenerlo así.