La crioterapia

La crioterapia es cada vez más frecuente entre deportistas que quieren mejorar sus capacidades, a pesar de que ello incluye una sesión de cinco minutos en una cámara que rondan los -110 grados.

Las orejas, nariz y boca se cubren así como las manos y los pies.
El cuerpo humano puede soportar estas temperaturas extremas sólo bajo algunas condiciones:

  1. - que el aire permanezca completamente inmóvil
  2. - que esté muy muy seco
  3. - y que la piel no está en contacto con nada metálico.

Los beneficios de la crioterapia se deben a un choque de temperaturas muy bajas que hacen que los vasos sanguíneos se contraigan, lo que limita la inflamación de los tejidos.

Esto disminuye la transmisión de dolor por los nervios trabajando como un analgésico.

También puede ayudar a liberar enzimas reconstituyentes a través de tejido cicatricial.

El frío intenso también ayuda a crear colágeno, fibras que forman estructura muscular más flexible y más resistente al ejercicio.

Pasar por la cámara de crioterapia permite que el atleta pueda realizar sesiones de entrenamiento más largas, intensas y frecuentes.

Y no sólo los deportistas se pueden beneficiar de la crioterapia.

Su uso es cada vez más común en pacientes que sufren problemas neurológicos, musculares y en personas con dolor severo.