Redacción Gestión

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Un desliz, descuido o imprudencia pueden destruir su vida digital. El que se equivoca y no estima la gravedad de su conducta en redes sociales se arriesga a recibir una suerte de 'apedreamiento virtual', cuyo menoscabo puede ir más allá del ciberespacio.

Cuando Alicia Ann Lynch, en ocasión a una fiesta de Halloween, publicó en Twitter una fotografía en la que aparecía con manchas de pintura roja bajo el escrito "víctima del maratón de Boston", no supuso lo que traería consigo su torpeza. El desatinado comentario, difundido meses después del acto terrorista que dejó en aquella carrera tres muertos y más de 200 heridos, generó una avalancha de retuits y, con ello, un sinfín de insultos.

Algo similar ocurrió con Justine Sacco, quien antes de volar a Sudáfrica desveló su racismo con el tuit: "Voy a África. Espero no me dé sida. Es broma. ¡Soy blanca!".

Tanto Alicia como Justine fueron despedidas: sus jefes se sintieron presionados por el alboroto en redes sociales. La vida digital de ambas quedó destruida, pero más allá de lo puramente virtual las dos quedaron afectadas.

Altavoces digitalesLos ensayos "Has sido avergonzado públicamente", de Jon Ronson, y "¿Es necesaria la vergüenza?, los nuevos usos de una vieja herramienta", de Jennifer Jacquet, analizan la capacidad de las redes sociales de amplificar el desprestigio y el escarnio públicos, de acuerdo a El País.

Según anota Javier Montoya, profesor de la carrera de Administración y Marketing de la UPC, el poder devastador del linchamiento virtual responde, precisamente, a que las redes sociales son abiertas y masivas. "Si quieres destruir a alguien, millones van a ver el mensaje y lo van a multiplicar".

El docente hace hincapié en que los usuarios de las plataformas sociales se sienten empoderados porque pueden hacerse escuchar a todo nivel (inclusive ante personajes públicos) y, para hacerlo, prescinden de la interacción cara a cara.

"Cabe recordar que muchos se refugian en nombres que no les corresponden (seudónimos)", puntualiza.

Lo cierto es que, a pesar de que en redes se observan a menudo comentarios deleznables, muchas veces la sanción que impone la comunidad digital pareciera excesiva.

Dos planos bajo una misma perspectivaLa realidad virtual debe ser percibida de la misma manera en que se hace con el plano offline, acota el profesor de la Carrera de Administración y Marketing de la UPC, Javier Montoya.

Puede que ello sea una condición necesaria para que en el mundo online, pese a su naturaleza intangible, pueda comenzar a establecerse un marco civilizado de convivencia, refiere el diario El País.

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