¿Cuáles son los costos, requisitos y tarifas generales? (Foto: Pixabay).
¿Cuáles son los costos, requisitos y tarifas generales? (Foto: Pixabay).

En China, los autos se están volviendo más inteligentes. La semana pasada, Alibaba Group Holding y Foxconn Technology encabezaron una ronda de financiamiento de US$ 348 millones para Guangzhou Xiaopeng Motors Technology, una startup de tres años de antigüedad que desarrolla automóviles eléctricos conectados a Internet. La inversión puede parecer extraña para la minorista en línea Alibaba.

Pero es parte de una visión más amplia para el transporte que incluye herramientas para diseñar y administrar ciudades enteras. De hecho, con respaldo del gobierno chino, Alibaba pronto podría tomar la delantera frente a los competidores europeos y estadounidenses en la carrera por definir el futuro del transporte.

En muchos aspectos, los avanzados sistemas de conducción autónoma que se encuentran en vehículos como el Model X de Tesla ya pertenecen al pasado.

Sus conjuntos de cámaras, radares y poder computacional pueden maniobrar un vehículo en un espacio de estacionamiento estrecho, cambiar de carril de forma segura en la carretera e incluso responder a una orden del conductor. Pero, por extraordinarias que sean estas capacidades, tienden a depender de conexiones visuales.

Eso funciona muy bien cuando los sensores pueden ver claramente un semáforo o detenerse en un signo pare; no tanto, por ejemplo, en condiciones de niebla o si alguien ha cambiado deliberadamente el signo para engañar a la computadora a bordo.

Una forma de evitar ese problema es habilitar los semáforos para que "hablen" con los automóviles vía wifi. Siempre y cuando la señal wifi sea fuerte, el automóvil no solo sabría cuándo reducir la velocidad; en teoría, podría obtener esa información mucho antes de llegar a una intersección y ajustar su ruta para maximizar el tiempo y la eficiencia del combustible. Si otros autos tuvieran la misma capacidad, entonces ese semáforo "inteligente" podría dirigir el tráfico mejor que un humano, ni qué decir de un semáforo tradicional.

Esta no es una idea nueva. Los defensores de los automóviles autónomos han imaginado durante mucho tiempo vincularlos a la infraestructura centralizada de tráfico para hacer que los viajes sean más eficientes. (Si se logra adecuadamente, un sistema de este tipo también ayudaría a contrarrestar la amenaza de engaño). Los esfuerzos experimentales para desarrollar dichos sistemas han comenzado en todo el mundo.

El estado de Ohio en Estados Unidos ha equipado un tramo carretero de 35 millas (poco más de 56 kilómetros) con sensores y fibra óptica para dar soporte a vehículos autónomos. Corea del Sur planea invertir US$ 64,000 millones en autopistas inteligentes.

No es de sorprender que los planes de China sean los más ambiciosos. El gobierno chino ha identificado a los vehículos autónomos como uno de los sectores clave en su iniciativa "Hecho en China 2025", destinada a transformar a China en un campeón mundial de la fabricación de productos innovadores de alto nivel. Las políticas oficiales fomentan la colaboración entre las empresas tecnológicas chinas involucradas en diversos aspectos del transporte, desde los automóviles hasta la navegación satelital.

Alibaba es una de las más grandes de esas empresas. La compañía ha desarrollado algo que llama, inquietantemente, " City Brain” (Cerebro de la Ciudad), un centro de inteligencia artificial que utiliza big data para "desplegar automáticamente recursos públicos y corregir defectos en las operaciones urbanas". En términos menos orwellianos, se trata de un software de "smart city” (ciudad inteligente) diseñado para gestionar cómo se monitorean y distribuyen los recursos públicos como el agua y la electricidad.

El sistema está operativo en Hangzhou, la ciudad natal de la compañía donde se concentra en la gestión del tráfico y, según Alibaba, ha reducido los tiempos de viaje en un 10% desde su lanzamiento en 2016.

Desde entonces, se ha implementado en al menos otras dos ciudades chinas y a finales de este año se lanzará por primera vez en el extranjero, en Kuala Lumpur.

Hasta ahora, City Brain solo usa vídeos en tiempo real de patrones de tráfico para ajustar los semáforos. Sin embargo, si pudiera vincularse a los automóviles, podría cambiar esos patrones de tráfico. Alibaba ya tiene un sistema operativo automotor que permite la comunicación bidireccional con tecnología como City Brain. Presumiblemente, los nuevos autos eléctricos de Xiaopeng lo usarán.

Alibaba y sus pares chinos tienen otras ventajas sobre los competidores europeos y estadounidenses. En primer lugar, la privacidad de los datos es una preocupación mucho menor en China y el sudeste asiático que en otros mercados, por lo que es más fácil y menos controvertido recopilar, almacenar y usar datos sobre cómo los ciudadanos se mueven en las ciudades. En segundo lugar, el Gobierno chino está claramente comprometido con ayudar a que las empresas chinas lideren el mundo en esa tecnología. Como mínimo, es poco probable que permita a rivales extranjeros participar en la elaboración de mapas y la recopilación de datos exhaustivos sobre suelo chino.

En tercer lugar, China ya está ganando escala. City Brain opera en ciudades que albergan a casi 35 millones de personas, mientras que China está a punto de convertirse en el mayor mercado de vehículos autónomos del mundo. Otras compañías -y estándares globales- tendrán que ajustarse a los desarrollos que se realicen en el continente.

Por supuesto, no hay garantía de que Alibaba gane esta carrera; algunos de sus socios chinos están trabajando en sistemas que compiten con ella. Mientras tanto, las empresas extranjeras se beneficiarán de una creciente cautela entre los gobiernos y los ciudadanos occidentales sobre el intercambio de datos con empresas chinas vinculadas al gobierno. Por el momento, sin embargo, China se está pasando al carril rápido.

Autor: Adam Minter

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