(Bloomberg) Robert Bosch está ampliando a París su servicio de motonetas eléctricas compartidas, en momentos en que el proveedor alemán de la industria automotriz trata de despegarse del escándalo de las emisiones de diésel que afecta al sector.

Bosch lanzó su servicio Coup en la capital francesa el jueves y se propone operar 600 vehículos de dos ruedas a baterías en las próximas semanas. El servicio se inició en agosto del año pasado en Berlín, donde su flota se ha quintuplicado desde entonces y asciende a 1,000 motos.

"París es una de las ciudades de mayor densidad demográfica de Europa y tiene problemas de congestión y contaminación", dijo Maureen Houel, directora general de Coup en París, por teléfono. "Es un buen lugar para lanzar un nuevo servicio de movilidad".

Coup es una de las primeras incursiones de Bosch en la prestación directa de servicios de transporte, y la compañía se arriesga así a enfrentarse con sus clientes automotrices, que están entrando en los servicios de movilidad.

La medida refleja lo alterada que está la industria automotriz en momentos en que se adapta a cambios de hábitos de consumo y a una gama cada vez mayor de alternativas a la tradicional propiedad del automóvil.

Vientos en contra para el diésel

La expansión de Coup ocurre además en medio de crecientes vientos adversos para la tecnología diésel, una parte clave del negocio automotriz de Bosch. Las autoridades de importantes centros urbanos como Londres, París y Múnich intensifican los esfuerzos para reducir el uso de vehículos diésel en medio de crecientes inquietudes sobre el impacto en la salud de los gases de escape.

El gobierno de París "apoya toda iniciativa pública o privada que tenga como objetivo reducir el uso de automóviles en la capital", dijo una vocera de la capital francesa. La ciudad ha abandonado Scootlib, una versión para motos de su proyecto Velib de bicicletas compartidas iniciado hace 10 años, "dado el surgimiento de esas iniciativas privadas".

Se ha vinculado a Bosch, el mayor fabricante de autopartes del mundo, con el escándalo del diésel que estalló en septiembre de 2015 cuando Volkswagen AG aceptó que había manipulado cerca de 11 millones de vehículos para sortear las pruebas de emisiones.

Por ser uno de los principales productores del software que controla los motores diésel, se ha involucrado a la compañía de Stuttgart como proveedora de la tecnología, aunque niega haber obrado en forma impropia.

Bosch, que también fabrica taladros eléctricos, cortadoras de césped robóticas y sensores de teléfonos inteligentes, ha invertido 400 millones de euros anuales en el desarrollo de motores eléctricos desde el comienzo de la década, adaptándose a los cambios en el panorama automovilístico.

La empresa está buscando expandir Coup a otras ciudades, dijo la portavoz Inga Ehret, sin proporcionar otros detalles.

Coup usa motonetas provistas por el fabricante taiwanés Gogoro, y competirá directamente en París con Cityscoot, que funciona desde octubre y ahora cuenta con una flota de 1,000 motos.

El servicio de Bosch alquilará motonetas a conductores con licencia que tengan por lo menos 21 años de edad.

Los clientes pueden reservar y localizar el vehículo de dos ruedas más cercano con una aplicación para teléfonos inteligentes. Un viaje de 30 minutos cuesta 4 euros.