Redacción Gestión

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(Bloomberg) La pelea del con Apple por el acceso al iPhone de Syed Farook, tirador de la masacre de San Bernardino, podría no haber tenido lugar si el hombre hubiera tenido un teléfono 5S o más nuevo.

En el caso de los 250 millones de teléfonos vendidos en todo el mundo con autenticación de huella dactilar desde el 2013, los representantes de la ley podrían obligar a los sospechosos a presionar sus dedos sobre los dispositivos y desbloquearlos.

Como la cantidad de litigios relacionados con el tema en Estados Unidos es mínima, la policía y los fiscales requieren la venia de un juez en una orden judicial para obtener la huella dactilar de un sospechoso.

Hasta ahora han usado ese poder con moderación. Pero conforme crece la cantidad de escáneres de huellas dactilares en los bolsillos de la gente, los fiscales de distrito de todo el país dicen que la tecnología va camino a convertirse en un importante motor para recoger evidencia.

"Probablemente solo sea cuestión de tiempo para que esto se convierta en una fuente primaria de acceso a los teléfonos", dice Micheal O'Connor, asistente del fiscal de distrito en el condado de Alameda, en Oakland, California.

Si una persona ha activado el Touch ID de Apple, su huella dactilar desbloqueará el teléfono por 48 horas antes de que el dispositivo requiera un PIN. Los sistemas de los teléfonos más nuevos de Samsung y LG funcionan de manera similar.

Los Ángeles y Oakland están entre las ciudades que ya han emitido o recibido órdenes judiciales para el uso de un dedo para desbloquear un teléfono. El próximo paso podría ser un juicio que determine si las huellas dactilares quedan prohibidas.

Los académicos especializados en jurisprudencia dicen que las autoridades ganarían esa pelea. Hace dos años, David Baust, un paramédico de Virginia Beach, Virginia, admitió que su iPhone 5S bloqueado podría haberlo filmado retozando en la cama con su novia, según un documento de la corte.

Los abogados de Baust argumentaron que desbloquear el teléfono violaría su derecho a no incriminarse a sí mismo, expresado en la Quinta Enmienda.

Un juez del estado dictaminó que pedirle a Baust que digitara su clave involucraría un "proceso mental" conducente a la autoincriminación, pero que pedirle su huella dactilar era más parecido a tomarle una muestra de sangre y, por lo tanto, se podía.

Los teléfonos que escanean la huella dactilar serán mayoría en unos dos años, estiman investigadores de IDC. A medida que crecen los pedidos de órdenes judiciales, los jueces se verán presionados para trazar la línea entre incautaciones genuinas e investigaciones por si acaso, dice Leslie Harris, profesora de la Berkeley's School of Information de la Universidad de California.

"Podrían ser la última línea de defensa", agrega Harris, que es también presidenta del Harris Strategy Group, un grupo de estudios que aboga por los derechos de privacidad.

En última instancia: los bloqueos de teléfonos mediante huella dactilar, que serán la norma en dos años, dan a las autoridades la posibilidad de terminar con el secreto de los teléfonos inteligentes.